5 de abril de 2014

Neil deGrasse Tyson: "El universo está dentro de nosotros".

Neil deGrasse Tyson (1958) es harto conocido para los amantes de la astronomía pues viene dando de qué hablar hace ya varios lustros. Ahora, desde hace poco más de un mes, el brillante científico cobró notoriedad al tomar el lugar de Carl Sagan (1934-1996) en el programa de divulgación científica "Cosmos", el show sobre ciencia más visto de la historia de la televisión que fuera emitido en septiembre de 1980 y cuyo impacto cultural es aún incalculable. Mientras el mundo se aproximaba a los años '80, Sagan quiso que la gente del común descubriera los más profundos secretos de la ciencia y entendiera mejor el origen del mundo y del universo. Para el por entonces respetado astrónomo, astrofísico y cosmólogo, las personas en general vivían en un estado de ignorancia absoluta frente a los enormes descubrimientos que, día a día, los expertos hacían en sus laboratorios aislados, y estaba convencido de la ausencia de una divulgación científica apropiada. Fue así como, junto a la escritora Ann Druyan (1949) y el astrofísico Steven Soter (1944), escribió una serie de televisión con la intención de acercar a los televidentes a la ciencia. En 1980 el proyecto estuvo listo y se estrenó con el nombre de "Cosmos. A personal voyage" (Cosmos. Un viaje personal). La serie se convirtió en un fenómeno cultural y marcó un punto de quiebre en la historia de la televisión. La visión y el legado de Sagan, un escéptico militante que combatió hasta su último respiro a los charlatanes de la astrología y demás pseudociencias, sobrevivió en libros como "The cosmic connection" (La conexión cósmica), "Pale blue dot" (Un punto azul pálido), "The varieties of scientific experience" (La diversidad de la ciencia) y "The demon-haunted world" (El mundo y sus demonios). Ahora "Cosmos" regresó con increíbles efectos especiales y 14 mil millones de años de historia del universo se condensan en trece nuevos episodios de la mano de Tyson, el director del Planetario Hayden de Nueva York, quien asumió la misión de suceder a su legendario mentor en los trece nuevos capítulos de la serie. Además de ser un reconocido astrofísico, Tyson es un popular divulgador científico. Sus investigaciones incluyen la formación de estrellas, su explosión, las galaxias enanas y la estructura de la Vía Láctea. El astrofísico ha trabajado en California, Nuevo México, Arizona y los Andes chilenos y ha publicado diez libros sobre sus hallazgos, entre ellos "Origins. Fourteen billion years of cosmic evolution" (Orígenes. Catorce mil millones de años de evolución cósmica), "Death by black hole and other cosmic quandaries" (Muerte en el agujero negro y otros dilemas cósmicos) y "The sky is not the limit" (El cielo no es el límite). Sus primeros contactos con la astronomía se remontan a sus nueve años, época en la que se enamoró de las estrellas cuando, huyendo de la contaminación lumínica que cegaba el cielo nocturno en su casa en el Bronx, descubrió el universo en el Planetario Hayden. Luego Tyson concurrió al Bronx High School of Science especializándose en Astrofísica para pasar después a la Harvard University donde se graduaría en Física. Más tarde obtuvo la maestría en Astronomía en la University of Texas en Austin y el doctorado en la Columbia University de Nueva York. Se hizo célebre en 2000 cuando descendió de categoría al hasta por entonces planeta Plutón, un veredicto que tuvo que esperar seis años hasta que la International Astronomical Union lo aprobara. Desde entonces, la celebridad de Tyson no ha dejado de crecer. La siguiente entrevista fue realizada por Federico Kukso para el nº 544 de la revista "Ñ" aparecida el 1 de marzo de 2014.


Pasaron casi treinta y cuatro años de la emisión de "Cosmos. Un viaje personal", una serie que siempre fue más que un documental de ciencia. ¿Cuál es la necesidad de emprender otra vez esta travesía? Ya hay otros programas que lo hacen como "Through the wormhole (Grandes misterios del universo) 
con Morgan Freeman.

Pero "Cosmos" es distinto. Como Carl Sagan, excedió el campo de la ciencia para devenir en todo un fenómeno cultural. "Cosmos" es una historia con muchos héroes, una saga sobre cómo varias generaciones descubrieron nuestras coordenadas en el espacio y el tiempo y comenzaron a comprender las leyes de la naturaleza. "Cosmos" se grabó y emitió durante la Guerra Fría. Internet no era lo que hoy conocemos. Para entonces, no teníamos evidencias de la existencia de planetas más allá de nuestro sistema solar. Ahora sabemos que hay miles. Las preguntas cambiaron como también lo hizo la audiencia.

Lo que no cambia es la persistencia de cierta aversión hacia la ciencia. Según una reciente encuesta de la Fundación Nacional de la Ciencia de los Estados Unidos, uno de cada cuatro estadounidenses piensa que el Sol gira alrededor de la Tierra.

Esa es una de las razones por la que "Cosmos" vuelve. Queremos cambiar cómo mucha gente piensa sobre la ciencia. Sobre su rol, como un elemento fundamental en nuestras sociedades modernas. Mostrar por qué la ciencia importa y transmitir algunas de las grandes preguntas: de dónde venimos, dónde estamos, adónde vamos. Una vía de hacerlo es a través del asombro, una de las más altas emociones de nuestra especie que aúna a la ciencia con el arte y la religión. Conocer nuestro lugar en el universo tiene profundos alcances emocionales, filosóficos y espirituales. En cada cultura a lo largo del tiempo, siempre ha habido alguien que se preguntó por nuestro lugar en el universo. Es algo muy profundo, inherente a lo que significa ser humano.

Usted conoció a Sagan. ¿Cómo fue el primer encuentro con el famoso astrónomo y escritor?

Fue en 1975. Yo tenía diecisiete años. Me tiré el lance y le escribí para que me recomendara una universidad y me respondió. No lo podía creer. Él ya era famoso. Me invitó a su laboratorio en Cornell. Fue una fuente de inspiración. Antes de Carl, la ciencia y la televisión no se llevaban bien. Hasta que llegó con su oda poética y nos voló la cabeza. Aunque mi verdadero ídolo científico es Newton, leí prácticamente todo lo que escribió. Estaba conectado al universo como ninguna otra persona, antes o después de él.

La reciente llegada de un robot chino a la Luna no produjo una conmoción mundial. ¿La sociedad le dio la espalda al espacio?

Nos olvidamos de aspirar a más. La novedad pasó a ser más de lo mismo. Si no continuamos avanzando en la frontera a nadie le va a importar más. En los '60 vivíamos en una cultura de la innovación. Cada semana, cada mes, un nuevo avance espacial aparecía en las noticias. Por entonces, todo el mundo soñaba con el mañana. Era algo que importaba. Este clima de época impulsó el nacimiento de series como "La dimensión desconocida" o "Viaje a las estrellas". Lo olvidamos pero nuestra presencia en el espacio afecta no sólo a los ingenieros y matemáticos. Afecta a la creatividad de aquello que llamamos cultura. La famosa fotografía de la NASA "Earthrise" o "Salida de la Tierra" tomada por la tripulación de la Apolo 8 en 1968 tuvo un impacto enorme. Fuimos a la Luna y descubrimos a la Tierra: un planeta sin separaciones geográficas, sin países coloreados. La Tierra como un todo. Su impacto en la cultura fue inmediato. El mundo reaccionó ante esta nueva perspectiva y lo que significaba estar vivo en este planeta que todos compartimos. El universo incide y opera en nuestra cultura y no se le puede poner un precio. Vemos sus efectos en el arte, en el cine, en producciones televisivas. Por entonces, no necesitabas buenos programas para convencer a la gente de que la ciencia era buena y necesaria para nuestra identidad. Cruzábamos la frontera de la ciencia todas las semanas. Estaba en nuestra mente, en nuestra cultura, en nuestro "Zeitgeist". Hasta que llegaron los '70, el programa espacial se desinfló y nos despedimos de la Luna.

Películas recientes como "Gravity", "Last days in Mars" y "Europa report" retratan al espacio como un lugar peligroso para ir.

Es que lo es, pero también es excitante. Cuando me preguntan: ¿por qué gastar tanta plata para ir al espacio teniendo acá en la Tierra tantos problemas?, me imagino a un individuo hace 20 mil años preguntándose a sí mismo: ¿Por qué subir a esa montaña, por qué cruzar el valle si estoy tan cómodo y seguro acá en mi cueva?. O, ¿por qué salir de Africa y conocer el resto del mundo?. Las personas que restringen y critican la exploración son las personas que están condenando a la especie humana a la extinción. Olvidan que el espacio es también un motor de la innovación, y de la economía. Financiar la exploración espacial conduce directamente al crecimiento económico, impulsa la creación de empleos. Muchas veces les digo a los empresarios: Inviertan en la actividad espacial no porque el espacio es lindo sino para hacerse ricos. No es una actividad lujosa que sólo pueden darse el lujo aquellos países que tienen el dinero. Mejora la economía de tu nación. En el pasado, tres motivaciones condujeron a las sociedades a emprender proyectos ambiciosos y especulativos: la celebración de un poder divino o real, la guerra y la búsqueda de riquezas. La construcción de las pirámides de Egipto, del ejército de terracota en China y del Taj Mahal en la India son ejemplos de lo primero. El miedo a una invasión impulsó la edificación de la Gran Muralla China y la guerra justificó el Proyecto Manhattan. La sed de riqueza de la corona española financió los viajes de Magallanes y de Colón al Nuevo Mundo y la Guerra fría y lo que yo llamo el "momento Sputnik" encendió el Programa Apolo. Fuerzas geopolíticas y económicas deberían impulsar también nuestra expansión por el espacio. Si se duplicara el presupuesto de la NASA y se emprendieran misiones ambiciosas, épicas, los resultados se desparramarían por la economía, la sociedad y la cultura.

Hablando de desparrames, en su oficina se mezclan ciencia y cultura: tiene, por ejemplo, una copia de "La noche estrellada" de Van Gogh y una tercera edición de los "Principios" de Newton.

Me fascina siempre que un artista trata de expresar la influencia que el universo ejerce en él o ella. Eso buscamos en "Cosmos": no sólo inspirar a la gente a la que ya le interesa la ciencia sino también a los que no. Lo expresé en un video que se hizo muy famoso en la web hace unos años. Para mí el hecho más sorprendente es saber que los átomos que forman la vida en la Tierra, los átomos que forman parte del cuerpo humano, se crearon en los grandes hornos espaciales que son las estrellas, y que una vez que explotaron desparramaron sus entrañas por el espacio. Somos parte de este universo, pero más importante es que el universo está dentro de nosotros.

¿Esto es lo que usted llama la "perspectiva cósmica" que busca compartir en sus libros y su nuevo programa?

Exacto. Es un baño de humildad. Algunos de los átomos de agua que tomamos atravesaron los riñones de Sócrates, de Juana de Arco o Genghis Khan. El aire que respiramos pasó por los pulmones de Napoleón o Beethoven. Hay más estrellas en el universo que partículas de arena en cualquier playa, más estrellas que la cantidad de segundos que pasaron desde que se formó la Tierra. La luz tarda mucho tiempo en llegar a los observatorios terrestres desde las profundidades del espacio; por ende, los objetos y fenómenos que vemos no están más allí. El universo, así, actúa como una gigantesca máquina del tiempo. Cuanto más lejos vemos, más nos adentramos en su pasado. Nuestro universo entero emergió de un punto más pequeño que un átomo y como especie somos recién llegados en una historia que tiene más de 13 mil millones de años. La perspectiva cósmica abre nuestras mentes a ideas extraordinarias. Nos muestra a la Tierra como un punto en el espacio, por el momento el único hogar que tenemos. Muchas personas dicen que saber esto las hace sentirse pequeñas en un universo inmenso. Sin embargo, saberlo nos conecta con el cosmos, nos hace sentir que formamos parte de algo más importante que nosotros mismos.