3 de agosto de 2013

Conversaciones (LVI). Raúl Cerdeiras - Juan Carlos Indart. Sobre los caminos comunes de la filosofía y el psicoanálisis (3)

Juan Carlos Indart fundó, en 1974, junto a otros destacados semiólogos argentinos, la revista "LENGUAjes", una revista-libro de lingüística y semiología, pionera de la disciplina en América Latina. Fue, además, presidente de la Escuela de Orientación Lacaniana y de la Fundación del Campo Freudiano en Argentina. Raúl Cerdeiras, por su parte, desde que fue expulsado de la Universidad de Buenos Aires en 1974, se dedicó a la docencia fuera de los claustros. En ese marco, fundó en 1991 el grupo Acontecimiento, que edita semestralmente una publicación homónima dedicada a analizar la coyuntura política. Reunidos por la revista "Lamujerdemivida", ambos pensadores se dedicaron en esta tercera y última parte de la charla a sostener un interesantísimo debate sobre dos de los campos intelectuales más importantes: el psicoanálisis y la filosofía. ¿Es el primero una herramienta crítica de la segunda o constituye un punto de vista filosófico por sí mismo? Sigmund Freud (1856-1939) no lo pensaba así, aunque es cierto que puede considerarse al psicoanálisis no solamente como una teoría, una práctica clínica o un método de investigación; también puede calificárselo como un legítimo pensamiento filosófico. Jacques Alain Miller (1944), en una conferencia que dictó en noviembre de 2001 en Lille, Francia, examinó las relaciones entre filosofía y psicoanálisis comenzando por la filosofía antigua hasta llegar al existencialismo, el estructuralismo, el deconstruccionismo y la filosofía analítica contemporáneos. Para el psicoanalista francés, el psicoanálisis vino a ocupar el lugar dejado vacío por la filosofía antigua y tuvo, más adelante, una función decisiva en la constitución del sujeto moderno. Miller sostiene que la filosofía misma ha sido traumatizada por el psicoanálisis.


R.C.: Me preocupa este tema: en su operación, ¿produce el psicoanálisis una nueva subjetividad, una nueva forma de sentir, o sólo reacomoda algo que antes estaba desacomodado? Aunque el psicoanálisis no normaliza en el sentido clásico del término -adaptarse a una situación ya aceptada socialmente-, normaliza, en cambio, al hacer que una estructura fallada se ponga en funcionamiento. Desde un punto de vista filosófico, la pregunta podría plantearse así: dado que el psicoanálisis parte de que hay una estructura cuyos efectos analiza, ¿podría decirse que su "ontología" es la estructura? Primero está la estructura y después hablamos.

J.C.I.: En primer lugar, lo que hizo Lacan fue probar que para cada sujeto hay una invariante leída como determinación. Se nota en él una insistencia para verificarla. Cada sujeto tiene una posición frente a esa invariante y es necesario inventar algo para resolverla. Lacan abre un camino sorpresivo, imprevisible; saber hacer con eso, con esa invariante, algo diferente a someterse a ella con sentido fatalista. Pero, ¿qué es "eso", esa invariante? Para entenderlo no hay que olvidar que "eso" está determinado para cada cual mucho más allá de lo que cada uno cree. Pero en Lacan hay una novedad clave: que pase algo cuando el sujeto se encuentre con esa invariante. Esto supone toda una apertura a la novedad, una apertura de invención, cuyas consecuencias siempre están por verse.

R.C.: Lo que me parece es que para el psicoanálisis el sujeto es efecto de esa invariante y nada podría tener la entidad suficiente como para destrabar esa invariante y poder abrir otra. ¿Por qué el sujeto tiene que estar regido por esa invariante? Me pregunto si el inconsciente existe desde siempre o existe desde Freud. ¿Operaba el inconsciente ya en los griegos, por ejemplo? ¿Opera recién a partir de Freud? Si el inconsciente operó desde siempre lo podemos considerar como una invariante estructural, algo que siempre estuvo allí. Voy a dar un ejemplo concreto: hoy hablamos de representación en política pero representación es una palabra que se volvió clave recién a partir del 1600, nadie la nombraba con anterioridad. Por mi parte, saco una revista, "Acontecimiento", cuya premisa es subvertir la idea de representación en política, lo que traería un cambio radical en la subjetividad política. Mi pregunta es si el psicoanálisis considera que la estructura, la constitución del sujeto, el inconsciente mismo o lo que uno quiera definir como matriz de la subjetividad, son invariantes. Creo que con Freud la subjetividad quedó total y absolutamente transformada. La subjetividad, tal como fue pensada antes de 1890, fue destrozada. Freud la tiró abajo y creó algo diferente. Creó una nueva subjetividad. Antes de Freud a nadie se le hubiera dado por pensar cosas que hoy en día piensan todos. "Lo traicionó el inconsciente", por ejemplo. Se trata, sin dudas, de un cambio sorprendente, de algo fundamental. Ahora, ¿esto es así para siempre o corresponde a un momento histórico? Es dable preguntarse si con el tiempo el sujeto del inconsciente puede llegar a ser de una manera distinta a como la plantea Lacan, si no puede cambiar como cambió la física de Arquímedes en comparación con la actual.

J.C.I.: Habría que ver en qué plano se producen esos cambios, habría que ver si se produce una nueva función del sujeto, de real, de verdad. El psicoanálisis apuesta a una indagación de la sexualidad y nada más. La indagación de la sexualidad se dirigió a localizar una invariante. Las representaciones políticas pueden cambiarse. El arte también. Puede cambiarse lo que se quiera pero en la sexualidad no cambia nada.

R.C.: Ése es el tema.

J.C.I.: Es decir, hay esa invariante y ningún cambio histórico ha modificado las formas. El arte cambia, la sociedad cambia, la política cambia, pero todo el mundo coge mal desde que el mundo es mundo. Y eso da síntomas, y eso da toda una serie de suplencias de goce, arreglos, etc., que el psicoanálisis estudia. Eso me parece importante, porque limita mucho al psicoanálisis. Al mismo tiempo es el campo que había quedado sin reflexión alguna. Si hablamos del sacudimiento, Freud les diría que es un sacudimiento vinculado a una indagación sobre la sexualidad. Veremos si pueden darse novedades en este punto. Los datos, hasta ahora, lo señalan como una invariante.

R.C.: Desde la filosofía a eso lo llamamos imposible estructural y se diferencia de otro que es el imposible histórico. Si el problema se presenta por la imposibilidad de encuentro entre los sexos, eso es un imposible estructural. Eso implica, desde una mirada filosófica, una dificultad para el psicoanálisis en cuanto efectos de ruptura. Como trabaja sobre una invariante estructural, cualquier modificación queda atrapada por ese núcleo. Semejante posición emparenta al psicoanálisis con ciertas maneras de pensar en filosofía, maneras sustancialistas, metafísicas, que son dadoras de sentido. Lo que da sentido a una situación ahora no es Dios, no es el proletariado, no es la salvación de la humanidad, no es la materia; es la imposibilidad de la relación sexual. Para la filosofía de Badiou, las verdades trabajan sobre imposibles históricos. No porque no haya de los otros; la vida cotidiana está basada en un imposible estructural, es siempre la misma, repite la producción y reproducción, la repite bajo distintas formas, pero siempre repite. En la ciencia, por ejemplo, sus conceptos, incluso la idea misma de ciencia, son invariantes históricas que en algún momento estallan y subvierten lo que se consideraba, hasta ese momento, válido. Ésta es la gran diferencia. La gran discusión es si el psicoanálisis subvierte o no subvierte una verdad. Si el psicoanálisis se arrogó -como yo sostengo- tareas propias de la filosofía, es porque justamente considera que en la sexualidad, en el goce, encontró una invariante estructural y con ella tiene la capacidad de atravesar todas las otras actividades humanas. Es como si dijeran "acá está la clave". La clave de la cultura es el sujeto, no es el ser. Y si el sujeto es como es, con sus invariantes sin posibilidad de modificación, no cabe más que pensar que cada doscientos años la pulsión de muerte va a soltarse otra vez, el ciclo se repetirá y Auschwitz va a ser un juego de niños. Esto es lo que nunca el psicoanálisis se abrió a discutir, porque es en esa zona donde se encuentra con la filosofía. Ésos son los núcleos filosóficos del psicoanálisis, sus fundamentos. Abrir una discusión acerca de sus fundamentos es lo que hizo Lacan y eso le trajo un rédito extraordinario. Pero cuando uno va a los fundamentos ya está utilizando una palabra filosófica.

J.C.I.: Ese camino me parece que nos enredaría. ¿Por qué la palabra "fundamento" es filosófica? La palabra fundamento es una palabra de la lengua. Y la filosofía es una construcción a partir del lenguaje. No creo que el psicoanálisis pueda decir si algo fue siempre, lo es y lo será. No sé si el psicoanálisis puede determinar invariantes estructurales, eso sería convertirnos en filósofos. Lo que puedo decir es que ese algo se encuentra en un caso, y en otro y en otro más, y que el análisis de cada caso conduce a esa dirección. En los observados hasta ahora, el método de Freud de análisis del síntoma conduce inevitablemente a un punto al que aluden todos los síntomas constantemente y es el de que no hay saber inscripto en la relación sexual. Pero no hay manera para nosotros de decir qué consecuencia general se saca de eso. Creo que no estamos preparados para una reflexión de ese tipo.

R.C.: Eso implica que no hay verdadero cambio, subversión o ruptura en la operación analítica. Sólo reorganización de la invariante.

J.C.I.: Voy a aportar a esa cuestión con Alain Badiou.

R.C.: Me pagás con mi propia medicina.

J.C.I.: Lo saqué de su "Breve tratado de ontología transitoria". Eso me divirtió, porque explica muy bien que en realidad las discusiones vinculadas a los atributos -yo digo que es colorado, vos decís que es verde- son totalmente secundarias. El asunto es: ¿qué es lo que existe para cada cual? Ahí están las verdaderas diferencias. Eso toca un punto que es de decisión íntima, como él dice, el juicio de existencia es lo más íntimo del pensamiento y lo que no puede compartirse. Me parece importante llegar a eso. Seguramente no compartimos juicios de existencia, entonces por ahí todas las discusiones son un poco en el aire por esa diferencia. Todo pensamiento es polémico, pero es diferente que el conflicto se plantee entre interpretaciones a que se plantee entre juicios de existencia. Sigo con Badiou: "justo en el momento en que decides lo que existe estás anudando tu pensamiento en ser". Hay una singularidad, esto lo digo porque se dirige a un tú. Y sigue, "pero entonces te encuentras, de manera inconsciente, sujeto al imperativo de una orientación". De manera que articula una ética en eso. La ética me parece suficiente para sacar un poco el tema de estructura necesaria fatalista de si siempre se repetirá lo mismo, si hay o no subversión. Lo uso para hablar de estructura, de la no relación sexual como invariante en la estructura, porque en un punto uno decide darle existencia a la no existencia de la relación sexual. Lo que Badiou dice es que eso es una orientación, que la decisión de que no existe relación sexual, da una orientación al pensamiento, una orientación que se impone, un imperativo. Pero fijate en la importancia de lo que él dice: "entonces te encuentras de manera inconsciente sujeto al imperativo de una orientación". ¿Cómo usa inconsciente acá Badiou? ¿Por qué dice que es inconsciente y no consciente?

R.C.: Cuando uno decide algo y saca las consecuencias de eso, automáticamente está inscripto en una orientación ontológica.

J.C.I.: Pero, ¿por qué se le impone de manera inconsciente?

R.C.: ¿Cómo por qué se le impone de manera inconsciente? Está por fuera de su saber "consciente". Es el problema de la relación entre el ámbito del ser y del existir. Pero "inconsciente" en ese texto no remite al dispositivo del inconsciente freudiano.

J.C.I.: Pero dice: "Cuando tú decides un juicio de existencia". Badiou lo sabe muy bien: el caso de la "no relación sexual" tiene una vuelta complicada. A diferencia de las invariantes que se pueden formular de una manera positiva, en el caso de la "no relación sexual" no se afirma una existencia sino una inexistencia: no hay relación sexual. Eso tiene sus problemas, sin duda. Pero es en ese "tú decides", en ese punto justo, efectivamente...

R.C.: Yo creo que tu ejemplo es redondo, porque desde la perspectiva de Badiou que no haya relación sexual es una decisión, no una invariante. Es una decisión de la que quedás atrapado.

J.C.I.: De manera inconsciente.

R.C.: No, la ontología se te impone de manera inconsciente. Porque siempre uno piensa en el horizonte de una ontología, es decir si yo digo que eso es, alguna concepción de qué significa ser debo tener. ¿Qué quiere decir ser? Porque "ser" es el problema ontológico y "ser tal cosa" es un problema de existencia u óntico, como dicen los filósofos. Es más, para nuestra cultura "ser" significa "existir". Vos preguntale espontáneamente a cualquier persona: "¿qué es para vos ser? Para que contesten: "Y, que está ahí, que existe". Eso es inconsciente, confundir ser con existir es inconsciente. Nos movemos en el interior de estructuras que operan independientemente de la conciencia. Por eso, como estamos operando en estructuras independientemente del sujeto consciente, la pregunta clave de Badiou, por la cual él comienza a revisar todo su pasado filosófico e incluso político, es si en algún punto el hombre decide algo. Si aunque sea en algún punto podemos decidir algo o no podemos decidir nada. Si somos siempre muñecos de las invariantes estructurales que nos operan, como por ejemplo el inconsciente. Él dice: "No. Hay un punto de decisión y es ahí donde se juega la cuestión del sujeto, etc.".

J.C.I.: El psicoanálisis de Lacan ha tocado exactamente ese punto de decisión. También es cierto que en Badiou la decisión pareciera estar anudada a algo que llama inconsciente.

R.C.: No, lo que significa es que en la decisión no hay un saber previo acerca de lo que se decide. Vos podés estar decidiendo algo sin saber que estás decidiendo; solamente en los efectos y en las consecuencias se valorará el verdadero alcance y significado de lo decidido.

J.C.I.: Sí, pero el imperativo, las consecuencias de esa decisión las menciona. No es gratuita esa decisión. Esa decisión ata y lo hace de una manera inconsciente. Como imperativo. Dice palabras que al psicoanálisis le interesan mucho. Habita en el inconsciente un imperativo. Yo creo que generalmente llegamos más o menos al mismo punto, pero creo que se podría despejar de esa manera algo de la pregunta inicial. En eso me parece que la práctica analítica en Lacan es una cosa que está referida a la decisión.

R.C.: Yo estoy de acuerdo, pero el psicoanálisis arriesgaría la tesis siguiente: no hay relación sexual. ¿Es una decisión?

J.C.I.: Sostener ese juicio es una decisión.

R.C.: Yo creo que el psicoanálisis no puede decir que eso es una decisión, porque la decisión es un problema central de la subjetividad. Es decir, que solamente puede entenderse la decisión a partir de ese principio invariante. Pero si ese principio invariante al mismo tiempo es una decisión, es una decisión que se basa en una decisión. Yo creo que el psicoanálisis al decir "partimos de tal o cual cosa", no dice que se trata de una decisión, sino que es el inconsciente mismo que operó para que yo pueda decidir de esa manera. "Cuando yo hablo -dice Lacan-, escúchenme como si estuviera hablando otro, que es el inconsciente". Entonces, ¿qué decisión hay ahí?

J.C.I.: Creo que debemos retornar a la referencia que dan las prácticas. La frase "no hay relación sexual" como tal, como noción, que la discutan los filósofos, los sociólogos, a nosotros no nos interesa... El tema es si a través de un análisis en ese punto, un sujeto puede decidir eso (que no hay relación sexual) y hacer de eso una orientación en su vida. La abstracción general de "no hay relación sexual" no nos interesa para nada. El asunto pasa por si un sujeto la asume en la singularidad de su juicio. Es interesante, sí, pero Badiou admite que ahí se anuda con algo que va a empezar a exigir, a ser un imperativo que trasciende la dimensión consciente de la propia decisión.

R.C.: ¡Qué lío que hicimos!