28 de marzo de 2011

Marta Lamas: "La carencia de eslabonar todo el proceso de por qué una mujer puede embarazarse e interrumpir ese embarazo, sigue oculta tras velos moralistas"

La antropóloga mexicana Marta Lamas (1947) ha participado en la creación de diversas instituciones que promueven la equidad, la paridad, los derechos sexuales y reproductivos, la autonomía de las mujeres y también su incorporación en la política. Una de ellas, el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), se dedica a la lucha por la despenalización del aborto. Otra, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, tiene como objetivo la formación de mujeres con perspectiva de género. A partir de "Le deuxième sexe" (El segundo sexo), el 
ensayo en que Simone de Beauvoir (1908-1986), desarrolló una aguda formulación sobre el "género" planteando que las ca­racterísticas humanas consideradas como "femeninas" son adqui­ridas por las mujeres mediante un complejo proceso individual y social, en vez de derivarse "naturalmente" de su sexo, Lamas reflexiona: "A diferencia de las categorías 'clase social' o 'etnia', que han sido instrumentos analíticos desde hace mucho tiempo, la categoría 'género' es una herramienta de reciente creación y su uso no está generalizado. Así, al afirmar en 1949: 'Una no nace, sino que se hace mujer', de Beauvoir hizo la primera declaración célebre sobre el género. Su reflexión abrió un campo nuevo para la interpretación del problema de la igualdad entre los sexos y enmarcó el campo de la investigación académica feminista posterior". "No es lo mismo el sexo biológico que la identidad asignada o adquirida -afirma la antropóloga-; si en diferentes culturas cambia lo que se considera femenino o masculino, obviamente dicha asignación es una construcción social, una interpretación social de lo biológico. Lo que hace femenina a una hembra y masculino a un macho no es pues, la biología, el sexo; de ser así, ni se plantearía el problema. El sexo biológico, salvo raras excepciones, es claro y constante; si de él dependieran las características de género, las mujeres siempre tendrían las características consideradas femeninas y los varones las masculinas, además de que éstas serían universales". Considera Lamas que "la división en géneros, basada en la anatomía de las personas, supone además formas determinadas -frecuentemente conceptualizadas como complementarias y excluyentes- de sentir, de actuar, de ser. Estas formas, la femenina y la masculina, se encuentran presentes en personas cuya anatomía no corresponde al género asignado; la manera en que la cultura acepta o rechaza la no correspondencia entre sexo y género varía, y hay algunas donde aparece un tercer género, también llamado transexual, que puede también estar diferenciado en dos géneros, que corresponderían a las variantes de mujer/masculina y varón/femenino, llegando así a cuatro el número de los géneros posibles". La acepción de la categoría "género" como construcción social de lo femenino y lo masculino apareció a mediados del siglo pasado en los primeros trabajos del neuroendocrinólogo y psicólogo neozelandés John Money (1921-2006). Sin embargo, el que estableció ampliamente la diferencia entre sexo y género fue el psicoanalista norteamericano Robert Stoller (1924-1991) a partir del estudio de los trastornos de la identidad sexual. "Stoller -detalla Lamas- examinó casos en los que la asignación de género falló, ya que las características externas de los genitales se prestaban a confusión. Tal es el caso de niñas con un síndrome adrenogenital, o sea, niñas cuyos genitales externos se han masculinizado aunque tienen un sexo genético (XX), anatómico (vagina y clítoris) y hormonal femenino. En los casos estudiados, a estas niñas se les asignó un papel masculino; y este error de rotular a una niña como niño resultó imposible de corregir después de los primeros tres años de edad. La personita en cuestión retenía su identidad inicial de género pese a los esfuerzos por corregirla. También hubo casos de niños genéticamente varones que, al tener un defecto anatómico grave o haber sufrido la mutilación del pene, fueron rotulados previsoriamente como niñas, de manera que se les asignó esa identidad desde el inicio, y eso facilitó el posterior tratamiento hormonal y quirúrgico que los convertiría en mujeres. Esos casos hicieron suponer a Stoller que lo que determina la identidad y el comportamiento de género no es el sexo biológico, sino el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, ritos y costumbres atribuidos a cierto género. Y concluyó que la asignación y adquisición de una identidad es más importante que la carga genética, hormonal y biológica". Para la doctora Lamas, tres son las instancias básicas sobre las que se articula la categoría "género" desde la perspectiva psicológica: a) La asignación de género: se realiza en el momento en que nace el bebé a partir de la apariencia externa de sus genitales. Cuando dicha apariencia está en contradicción con la carga cromosómica y esa contradicción no es detectada, o se prevé su resolución o tratamiento, se generan graves trastornos; b) La identidad de género: se establece más o menos a la misma edad en que el infante adquiere el lenguaje y es anterior a su conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos. Desde dicha identidad, el niño estructura su experiencia vital. El género al que pertenece lo hace identificarse en todas sus manifestaciones: sentimientos o actitudes de "niño" o de "niña”, comportamientos, juegos, etcétera. Después de establecida la identidad de género, cuando un niño se sabe y asume como perteneciente al grupo de lo masculino y una niña al de lo femenino, ésta se convierte en un tamiz por el que pasan todas sus experiencias. Ya asumida la identidad de género, es casi imposible cambiarla; y c) El papel de género: este rol se forma con el conjunto de normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la cultura, la clase social, el grupo étnico y hasta el nivel generacional de las personas, se puede sostener una división básica que corresponde a la división sexual del trabajo más primitiva: las mujeres paren a los hijos y, por lo tanto, los cuidan: ergo, lo femenino es lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo masculino como lo público. La dicotomía masculino-femenino, con sus variantes culturales, establece estereotipos, las más de las veces rígidos, que condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas de las personas al estimular o reprimir los comportamientos en función de su adecuación al género. "La existencia de distinciones socialmente aceptadas entre hombres y mujeres -observa Lamas- es justamente lo que da fuerza y coherencia a la identidad de género, pero hay que tener en cuenta que si el género es una distinción significativa en gran cantidad de situaciones, es porque se trata de un hecho social, no biológico. Si bien las diferencias sexuales son la base sobre la cual se asienta una determinada distribución de papeles sociales, esta asignación no se desprende "naturalmente" de la biología, sino que es un hecho social. Es importante analizar la articulación de lo biológico con lo social y no tratar de negar las diferencias biológicas indudables que hay entre mujeres y hombres; pero también hay que reconocer que lo que marca la diferencia fundamental entre los sexos es el género". Para referirse a diversos temas vinculados a esta problemática, la doctora Marta Lamas fue entrevistada por Mario Luis Fuentes para el nº 8 de la revista "México Social" que apareció en marzo de 2011.


Estamos terminando la primera década del siglo XXI; en ese sentido, ¿cuál sería tu reflexión sobre estos diez años?, ¿cuáles serían, a tu juicio, las cosas distintivas de esta década y en qué se diferencian, en lo que se refiere a la agenda de la equidad entre hombres y mujeres con la que cerramos el siglo XX?

Lo primero que debo decir es desde una posición relativamente "etnocéntrica", puesto que el escenario que más conozco es el de la Ciudad de México, y es que en esta primera década se han cumplido en el Distrito Federal dos o tres reivindicaciones por las que estamos luchando desde el siglo pasado; la despenalización del aborto, el matrimonio entre personas homosexuales y la ley de identidad de género para las personas transexuales. Las últimas dos son demandas verdaderamente del siglo XXI; la primera sí se consiguió en el siglo XX en muchas otras partes, pero son cuestiones de la agenda que sólo se han dado muy acotadamente en la Ciudad de México y que todavía falta que se den en todo el país, entonces digamos que mi respuesta es la respuesta de una "chilanga" (natural de México D.F.), pero al mismo tiempo respondo como mexicana, pues todavía estos temas y estas demandas no están en las agendas de las demás entidades federativas.

Eso nos sitúa una nueva dimensión, sobre todo hablando del federalismo social salvaje -como le ha llamado Rolando Cordera-, en que cada entidad parece ser un espacio en el cual las visiones y percepciones de derechos, obligaciones de Estado de cada individuo están variando. Diríamos que como resultado la República social se está abriendo cada vez más, y refiriéndome a lo que tú indicas, también habría una ruptura en el ámbito de los marcos jurídicos: lo que en un lugar es un derecho (el D.F.), en Morelos se convierte en un crimen.

Claro, en un delito, aunque haya entidades como el D.F. en donde son derechos consagrados jurídicamente. Además, debemos señalar que culturalmente sigue habiendo homofobia, estigma en contra de las mujeres que abortan; es decir, el cambio cultural está siendo mucho más lento. A pesar de todo creo que la tendencia se dirigirá hacia una aceptación progresiva de la diversidad humana en todas sus expresiones. Lo que hoy debemos reconocer sin embargo es el hecho de que el cambio en las leyes no implica necesariamente ni los usos ni costumbres, ni todas las mentalidades. Hay demandas que las feministas venimos impulsando desde hace cuarenta años, desde los setenta, como toda la exclusión sobre el trabajo doméstico, la necesidad de transformar la ley general del trabajo y darle a las trabajadoras y los trabajadores domésticos el mismo horario de ocho horas que tienen los demás trabajos, con garantías en términos de seguridad social y derechos de trabajadores. En cuarenta años no hemos conseguido que eso entre en la agenda de discusión laboral; como el tema de la reglamentación del comercio sexual en donde realmente todo el peso de la política pública y de la represión policial cae sobre quien ofrece los servicios sexuales y no sobre quien los solicita o "consume". Entonces hay otro tipo de discusiones que ni siquiera han logrado ganar un espacio en la discusión política de los grupos progresistas, lo que se transforma en rezagos que le cobran a la población femenina la mayor cuota de discriminación o de explotación. Hay otras agendas de "punta" que se están discutiendo en la Ciudad de México que permiten al menos esbozar un panorama de mayores libertades y de una mentalidad más abierta entre un sector de nuestros gobernantes; al mismo tiempo veo diversos claroscuros: por un lado, ciertos avances que en términos simbólicos son muy importantes, aunque todavía tengan sus "asegunes"; por el otro, está el silencio con respecto a ciertos temas, como el tema del trabajo doméstico asalariado. Por ejemplo, en la Ley General del Trabajo de 1974 una mujer casada tenía que obtener permiso escrito del marido para poder trabajar; fuimos viendo punto por punto y llegamos al tema de los trabajadores del hogar: la ley sigue igual desde entonces. Lo que dice la Ley Federal del Trabajo es que tendrán el tiempo necesario para tomar sus alimentos y el descanso por la noche y eso te está dando jornadas de trabajo de dieciséis horas, que nada que ver con las ocho horas reglamentarias que tiene un trabajo; adicionamente las trabajadoras domésticas en general, no tienen ninguna garantía en términos de seguridad social, a menos que sea voluntario. Simultáneamente veo esas dos cosas: la dificultad de romper con la explotación relacionada con un tema tan importante como el de los trabajadores domésticos, que en cuarenta años no se ha podido modificar; y, en esta primera década, tres cambios simbólicos muy importantes, pero exclusivamente para la Ciudad de México, lo que genera un desequilibrio en términos de un avance muy diferenciado y muy segmentado en el cumplimiento de los derechos de las mujeres.

Si entiendo bien, lo que nos muestras es un panorama caracterizado por una "doble realidad". Por un lado, leyes de vanguardia centralizadas en una ciudad como el Distrito Federal, en medio de un ambiente cultural en el que hay mentalidades que se oponen al cambio. Coincidiendo con ello, lo que yo percibo es también un endurecimiento de las posiciones conservadoras que pretender homogeneizar las visiones sobre lo que es ser y vivir en este mundo. Veo, pues, un endurecimiento de los grupos más conservadores e intolerantes, que están obligando a que las protestas y movilizaciones sean más estridentes, ¿tendrías una apreciación similar?

Lo que yo percibo es un cambio muy marcado a partir de 1991, cuando con Salinas de Gortari se reformó el artículo 130 Constitucional y mediante el cual se le dio personalidad jurídica a las iglesias. Eso que fue un gesto de modernidad, de decir "hay libertad de creencias", lo que trajo de manera paralela un protagonismo público mucho mayor de los representantes de las iglesias y en concreto de la Iglesia Católica. De 1991 hacia acá hemos visto que este protagonismo ha estado encabezando toda una política de suma intolerancia, muy cerrada y en contra de las diferencias; cuestiones frente a las cuales, en los '70 y los '80, la Iglesia no tenía ese papel público; y aunque tenía una presencia y tenían sus espacios y sus mecanismos de relación institucional, no entraba al debate político o al debate público con ese nivel de intolerancia. Me acuerdo lo que fueron los '70 y los '80, y he estado viendo lo que fueron los '90 y ahora, a partir de 2000, los primeros diez años, y en efecto percibo el endurecimiento que tú ves. Estamos frente a un conservadurismo impulsado por un protagonismo inédito de obispos que son de verdad ignorantes en muchos de los temas en los que se están metiendo, sin dejar de mencionar una alianza muy clara entre algunos sectores empresariales de elite, con estos grupos religiosos. Esa alianza llega a censurar la discusión política y jurídica de ciertos temas, como el aborto o el libre ejercicio de las preferencias sexuales, mediante decisiones empresariales desde las que se amenaza con retirar publicidad de los medios de comunicación si se abre la discusión en torno a esos temas, sobre todo en televisión; creo que a la radio no la han podido controlar de la misma manera. Coincido contigo en este giro conservador y más intolerante que se ve en los últimos años, y lo adjudico a este protagonismo de jerarcas religiosos que inciden en la vida pública de la mano de empresarios que están condicionando la agenda de discusión y de debate público a la agenda teológica. Lo interesante en todo esto es observar que el cerrar los espacios informativos y de debate público en una democracia constituye un contrasentido mayor, pues una democracia debe ser alimentada por el debate público; de tal modo que imponer de manera autoritaria de qué se habla y de qué no en público, bajo la amenaza de retirar inversión en publicidad en medios de comunicación, constituye una amenaza a las libertades. Ahora bien, estoy convencida de que este reticencia al debate abierto en condiciones de equidad, está siendo bloqueado porque los jerarcas eclesiales saben que si se discuten estos temas con seriedad, ellos pierden. Es decir, si tú pones a médicos, psicólogos, filósofos, abogados y a gente especialista del colegio de bioética, de las universidades, a hablar del aborto o de las preferencias sexuales, la postura oficial de la Iglesia Católica se viene para abajo; entonces, como no están dispuestos a rectificar su posición definida desde el Vaticano, buscan impedir que se hable, que se esclarezca, que se discuta; eso es lo que desde mi perspectiva explica el giro conservador del que hablamos.

Me gustaría tocar ahora otras dos dimensiones; no hay duda, según los datos oficiales, de que teniendo una población joven con mayores grados de escolaridad, la tasa de fecundidad en mujeres menores de veinte años no disminuye, es decir, el embarazo de las adolescentes se está convirtiendo en uno de los temas más complejos porque obviamente está atrapado entre estos silencios y esta mediación represiva sobre los derechos sexuales y reproductivos. Por otra parte está la demografía, en donde estamos observando que la tasa de fecundidad se sigue manteniendo alta, en particular entre las mujeres más jóvenes, pero también entre las más pobres. Lo que está ocurriendo, desde mi perspectiva es que estamos frente a un sistema de protección social que no tiene nada que ofrecer a las mujeres jóvenes una vez que tienen un hijo no deseado. ¿Cuál sería tu percepción en términos de cómo hacer compatible la disponibilidad de mayor información y una realidad en la que estamos dejando de tener el famoso "bono demográfico" para pasar a una especie de "tragedia demográfica"? ¿Cómo construir un sistema de protección social con una propuesta clara para la protección de los derechos sexuales y reproductivos de la población?

Creo que el problema no es sólo que no tengamos una propuesta clara; tenemos políticas y decisiones basadas en el supuesto de que las mujeres jóvenes pueden elegir, es decir, que tienen la posibilidad de tomar decisiones libremente, y se está dejando de lado todo lo que implica el inconsciente, la valoración de la feminidad y la doble moral. Recuerdo que hace unos años una colega hizo una investigación en el hospital G.A. González con chicas adolescentes embarazadas, y ocurría esto que tú dices, eran chicas de quince, dieciséis, 
diecisiete años; todas sabían que existían los anticonceptivos, y cuando la investigadora profundizaba en la entrevista para indagar qué era lo que había pasado, lo que encontró es que no faltaba información, sino que se trataba del tema de la doble moral: si esta chica de quince o dieciséis años le decía al novio que había que usar anticonceptivos o prepararse para tener una relación sexual, ella quedaba como una mujer que ya tenía experiencia, que ya había tenido relaciones sexuales y que sabía que había que usar anticonceptivos. Había un proceso de autoengaño en donde la joven daba la "prueba de amor" sin prepararse para también demostrar que ella era decente y que no era una puta que ya había tenido relaciones antes, entonces había todo un tema con la doble moral que revoloteaba en las cabecitas de estas chicas; lo que evidencia que sigue vigente esta valoración de los hombres de que hay dos tipos de mujeres: las decentes y las putas, y si tú para una relación sexual te preparas o usas anticonceptivos, probablemente ya tuviste sexo con otros hombres; en cambio si eres decente, eres ignorante, no sabes nada y en un ataque de amor te entregas en confianza y sin tomar ninguna precaución. A mí me impactó muchísimo desde entonces esta investigación porque es una de las pocas que yo conozco en las que se le da un lugar importante al análisis del tema de la doble moral, al tema cultural, al tema de la construcción de la feminidad, un estatuto igual de importante que simplemente el acceso a la información. Está claro que las chicas de quince o dieciséis años saben que existen los anticonceptivos, pero lo que se está jugando en esa relación -además ahora la edad en la que se está entrando a las relaciones sexuales es a los catorce o quince años- también es su imagen de mujer decente y de todo el tema de "yo no me puedo preparar para esto, va a ser un momento de pasión en la que me voy a entregar y en el cual voy a demostrar que soy decente". Yo creo que habría mucho que hacer, que esa propuesta de información debería de ir acompañada de campañas de información social en donde estemos remarcando que no hay mujeres decentes y putas, que todas somos putas o todas somos decentes, claro que el gobierno acepte una campaña que diga "no somos putas o decentes", lo veo francamente difícil. Si no le quitamos la valoración sexista, machista a la relación sexual, ésta seguirá siendo para los chavos sinónimo de colgarse una medallita al echarse a una chava; en contraste, para la mujer tener una relación significa perder la virginidad; pierdes decencia, pierdes reputación, por lo que no es de extrañar que las chicas no hagan nada para prepararse para tener una relación sexual, puesto que simplemente el deseo de aceptar que se quiere tener una relación sexual va en contra de todo lo que culturalmente es considerado "ser una mujer decente". Está también, del lado psíquico, el tema de la necesidad de muchas mujeres de confirmar que son fértiles, y muchas chicas que se embarazarían a los quince o dieciséis años por esta cuestión inconsciente de ver si van a poder ser madres, tampoco tienen tan claro que pueden luego interrumpir ese embarazo, cosa que ocurre en otros países. En Europa se han visto curvas en donde las chicas se embarazan a los quince o dieciséis, pero luego van a tener un aborto legal, pues lo que están haciendo es esa comprobación de decir: sí soy fértil, sí voy a poder ser madre. Aquí hay una ley que permite la interrupción legal del embarazo, y este servicio sólo se da en las catorce clínicas del gobierno del Distrito Federal; pero el Hospital de la Mujer o los hospitales que dependen del gobierno federal y que están en la Ciudad de México, que tendrían que estar cumpliendo la ley, no lo están haciendo. No hay una campaña que diga: "Si quedaste embarazada sin desearlo, ven a las clínicas del seguro social". Todavía existe esta actitud conservadora, negadora de la realidad, que no pone de la mano que el tema de un embarazo tiene que ser algo decidido, consciente y voluntario; no puedes quedar embarazada por casualidad, por tu inconsciente, porque no te atreviste a pedirle al novio que se pusiera condón, o porque inconscientemente estás tratando de ver si eres o no eres fértil. Entonces, esta carencia de eslabonar todo el proceso de por qué una mujer puede embarazarse e interrumpir ese embarazo, sigue oculta tras los velos moralistas e inscrita en un discurso social y cultural donde ser madre es lo más valorado por una mujer en términos de identidad; ser madre es culturalmente considerado lo más importante en la vida; entonces muchas chiquillas, en el momento en que se dan cuenta de que pueden ser madres, y no está muy claro que puedan rectificar fácilmente, se aferran a esa identidad, y ya vemos lo que implica tener niñas de quince o dieciséis años que van a dejar de estudiar, que van a tener muchas menos oportunidades laborales y que después de tener un hijo probablemente van a tener un segundo o un tercero en un lapso muy corto. Por otro lado, no me sorprenden los datos demográficos que estamos viendo, ni las consecuencias, que esas las ha planteado claramente la CEPAL, en vista de todo lo que implica la maternidad adolescente, cómo le quita a las mujeres oportunidades de estudio, de trabajo, de conseguir un salario digno, y cómo empobrece a las chicas que tienen a sus hijos en ese momento de la vida; económica y mentalmente.

Rescato y subrayo que, normalmente, el pensar social se hace siempre buscando determinantes estructurales socialmente y pocas veces se enfatiza esta parte en la cual se encuentra la subjetividad como un elemento que detona decisiones y que tendría el mismo o mayor peso que los determinantes sociales, y ésa es una de las grandes deficiencias que tiene el pensamiento de lo social: la enorme negación de la subjetividad, asumiendo que es un elemento que no incide en el sistema de decisiones de las personas. Lo anterior me lleva a otra pregunta; no hay duda que la violencia de género ha sido uno de los elementos que está caracterizando a esta primera década. Estudios recientes ubican al entorno urbano como factor que hace permisible y que genera estos procesos de maltrato; apuntando a que el espacio público urbano es un elemento fundamental en la generación de condiciones para que la violencia se ejerza. En estos contextos, ¿cómo podríamos pensar esta violencia social que se ejerce contra las mujeres y que de algún modo se ha invisibilizado por la brutal batalla que el gobierno ha emprendido contra el crimen organizado?

La violencia social sigue siendo más hacia los hombres que hacia las mujeres. Sí hay una violencia específica que es esta violencia de la pareja, del novio, del amigo, del amante, contra la mujer y que es muy desproporcionada. Es decir, que en ese tipo de violencia de relación hay un noventa y tantos por ciento de hombres que matan a su pareja y hay muy pocos casos de mujeres que matan a su pareja masculina. El tema de los feminicidios, que es un tema político muy importante en estos momentos en nuestro país, yo lo leo mucho más con la interpretación que hace la antropóloga argentina Rita Laura Segato; recientemente la Universidad del Claustro de Sor Juana publicó un libro donde ella hace toda la interpretación sobre las muertas de Juárez; es algo que hablaba yo mucho con Monsiváis, porque él decía que los crímenes de odio son crímenes en donde la gente mata porque odia lo que significa esa persona. Los que matan judíos, negros, homosexuales o mujeres serían crímenes de odio; esta antropóloga, sin embargo, se desmarca de esta interpretación y dice que en los feminicidios lo que encuentra es lo que denomina como crímenes de segundo Estado o de Estado clandestino, en donde en ciertas sociedades las funciones del Estado las ocupan los narcos o los paramilitares y en donde las mujeres se vuelven objetos para que los hombres hagan pactos entre ellos. Por ejemplo, en Ciudad Juárez, que es un territorio ferozmente disputado por los cárteles, la manera en que reclutan nuevos integrantes de ese grupo es pidiéndoles una prueba de lealtad y se les dice: "para entrar a este grupo y saber que verdaderamente eres uno de nosotros vas a tener que salir y matar a una de estas chavas y violarla y cortarle los pechos y mutilarla, para que nosotros veamos que eres suficientemente hombre, que eres capaz de hacer eso y que eres uno de nosotros". Entonces ahí no es tanto un crimen de odio misógino de "vamos a matar a las mujeres porque son mujeres y nosotros odiamos a las mujeres". Sino que las mujeres se vuelven como una especie de objetos desechables, una prueba de hombría. Rita Laura habla de las fraternidades en el clandestinaje que usan este tipo de crímenes. Creo que es muy importante que empecemos, cuando se habla de la violencia, a hacer este tipo de diferencias; una cosa son los crímenes que ocurren en relaciones, que pueden ser crímenes pasionales, misóginos, de violencia doméstica; otros son los feminicidios que son producto de este tipo de bandas o de grupos clandestinos que usan a las mujeres como una prenda para fortalecer los lazos de lealtad entre ellos; otra es la violencia, que está generando a su vez más violencia, y en donde el mayor número de víctimas son hombres y no mujeres. Hay distintos planos de análisis. A mí me parece que es importante, en el caso de la violencia hacia las mujeres, marcar la diferencia que habría entre el marido que en un momento determinado estrangula o le da un balazo a la mujer, lo que muy pocas mujeres hacen con sus maridos, no sé si porque en la mayoría de las parejas los hombres son más altos y más grandes de edad que las mujeres y está difícil "ponérseles al brinco", o también por cuestiones culturales, que dan como resultado que las mujeres no hemos tenido un entrenamiento cultural para soltar nuestro enojo y no nos peleamos cuando somos chicas; al contrario, desde los estereotipos establecidos, una mujer que grita y que pelea se ve poco femenina; en cambio un hombre que se enoje, grite y se pelee, fortalece su masculinidad. Creo que en este momento sería súper interesante revisar las categorías y las consecuencias de las distintas violencias. Yo creo que la violencia de género tiene que ver mucho con una situación de construcción cultural de la masculinidad y la feminidad, pero hay una violencia que afecta a las mujeres como las de Ciudad Juárez en donde el elemento principal es el narco; porque en algún momento se dijo que las chicas que trabajaban en las maquilas, lo que estaban haciendo era cambiar la relación de género; no había mucho empleo para los hombres, había más empleo para las mujeres, las mujeres tenían más dinero, entonces había todo este tema de que mujeres con dinero y jóvenes podrían estar generando este resentimiento en hombres jóvenes desempleados y que quizá por ahí venía la violencia.

Sobre la relación entre derechos sexuales reproductivos y la desigualdad del país, no hay duda que en esta década hemos visto un incremento en la desigualdad como uno de los elementos que no sólo no cesa sino se incrementa a escalas globales. ¿Cómo podríamos entender las inequidades en las que el mundo femenino indígena sigue siendo el espacio de mayor vulnerabilidad y mayor inequidad…

... la mujer indígena, lesbiana, vieja o niña. Hay que tomar en cuenta clase social, pertenencia étnica, edad, orientación sexual. La persona que está más abajo, en el escalón más vulnerable a todas las discriminaciones: a la discriminación por clase social, serían los campesinos; a la discriminación étnica serían los indígenas; a la de edad, las muy viejas o las muy chiquitas; a la de orientación sexual sería quien es lesbiana. Entonces todo esto hay que conjuntarlo para entender esto que tú dices…

… y que finalmente nos habla de la profunda complejidad que enfrentamos, ante la que es notable el rezago de los programas públicos, los cuales siguen atrapados en un pensamiento lineal. Por ejemplo, la idea casi mítica de que cursar mayores grados de escolaridad es la única opción que logra evitar embarazos no deseados o que permite incrementar el ingreso; ideas ante las cuales, cuando se consideran las variables que tú propones, se hace evidente que constituyen una simplificación enorme, que impiden la comprensión de problemas de esta profundidad.

Claro. Retomando el ejemplo, hay que decir que al tema de la subjetividad no se le da importancia; yo sí creo que la educación ayuda, pero una cosa es la educación formal y otra cosa es la educación donde hay una toma de consciencia sobre la construcción de la feminidad, sobre la doble moral, sobre todos estos mandatos culturales que las mujeres reciben y que son reafirmados y reproducidos por los medios masivos de comunicación, y que condicionan muchísimo las condiciones existenciales tanto de hombres como mujeres. La educación puede ser una salida, pero la chica que en la secundaria o en la prepa se embarazó, difícilmente va a poder ir a la universidad, y las universidades no tienen guarderías para las madres estudiantes universitarias. Así, empiezas a ver cómo todo está construido sin tomar en consideración las excepciones, que cada vez son más, de este sector de chicas jóvenes que por sus procesos psíquicos y por influencia del "mandato" cultural dominante, quedan embarazadas en la adolescencia, lo que definitivamente les cambia la vida, a ellas, a sus hijos y al entorno en el que van a vivir. Y ves también cómo, en términos de país, hay un fuerte impacto para la productividad y otros elementos que se vinculan a estas historias personales. Creo que la política pública, aparte de tomar en consideración todas las variables que constituyen a las ciudadanas y a los ciudadanos mexicanos, tiene que tomar en consideración el tema de la subjetividad; debe reconocer que no todas son decisiones racionales, ni todas son opciones elegidas. En ese sentido, debe repensarse qué tipo de programas de comunicación social sería interesante que se desarrollaran, como para poner una serie de focos rojos e ir cambiando estos mandatos culturales y esta valoración de la feminidad y la masculinidad que pueden tener expresiones que van muy en contra del desarrollo integral de los jóvenes en nuestro país.

27 de marzo de 2011

Teresa Yuan: "En China, la depresión y las crisis de angustia son tan frecuentes como aquí"

En su ensayo "Psicoanálisis en Asia", publicado en 1998, la doctora Teresa Yuan (1961) 
asegura que "la actual expansión del psicoanálisis hacia las diferentes sociedades que habitan la cultura china (China, Hong Kong, Taiwan) y el creciente interés de los profesionales, constituyen una alternativa crucial para el desarrollo del psicoanálisis contemporáneo. El psicoanálisis estuvo ligado desde su nacimiento a las diferencias culturales y lingüísticas de los discípulos de Sigmund Freud, quienes contribuyeron a su difusión y desarrollo en Europa y América. Su extensión hacia las culturas no occidentales, si bien se realizó tempranamente en el siglo pasado, no logró aportes significativos en dirección a su consolidación en tanto ciencia del hombre". Las construcciones teóricas de Sigmund Freud (1856-1939) se vieron nutridas por múltiples referencias a la cultura de distintos pueblos. La lengua y la cultura chinas, por ejemplo, aparecen mencionadas en diferentes escritos y con distintos fines a lo largo de su obra, especialmente la conocida referencia a la escritura china en "Die traumdeutung" (La interpretación de los sueños). Recuerda la doctora Yuan que, el 27 de mayo de 1929, Freud dirigió una misiva a Zhang Shizhao (1881-1973) en respuesta a su pregunta por el conocimiento de la cultura china. Zhang, un alto funcionario de gobierno, fue el único intelectual chino que mantuvo correspondencia con Freud. La práctica de la psicología y, especialmente, la costumbre occidental de visitar al psicoanalista -considerada durante muchos años como un residuo del imperialismo burgués- fue ganando popularidad en China a partir de los desgarradores cambios sociales generados por la transición desde una economía centralizada a una basada en el libre mercado. Despidos, mayores exigencias laborales, menos tiempo para los amigos o la familia, presiones para no ser menos que los vecinos, una creciente competitividad y elevados niveles de tensión -fenómenos propios de las sociedades capitalistas occidentales- han ido apareciendo en aquel país tras la implementación de las reformas económicas iniciadas en 1978 por Deng Xiaoping (1904-1997). Estas 
transformaciones liberaron fuerzas sociales que escindieron a la sociedad China en clases y dejaron, tanto a poseedores como a desposeídos, enfrentándose a un enorme cambio. "El psicoanálisis -explica Yuan- ingresó en China alrededor de 1910 a diferencia de India, Japón y Corea, pero su desarrollo quedó interrumpido por los agitados acontecimientos sociopolíticos de aquella época, y más tarde por el advenimiento de la República Popular China en 1949". Pero, actualmente, psicoanalistas de diversas corrientes, sociedades y países se hallan comprometidos con la enseñanza y transmisión del método psicoanalítico, una práctica que se realiza en hospitales e instituciones de las principales regiones del país. Entiende la doctora Yuan que "hoy, las diferentes estructuras sociopolíticas y económicas que comparten la cultura china, si bien mantienen erguida la columna vertebral de su milenario sistema de pensamiento, no han quedado fuera del alcance de los efectos de la globalización mundial". Y agrega: "Pensemos en la gradual aceleración producida desde la apertura en 1978 y el rápido desarrollo tecnológico, la reforma rural y la marcha hacia una economía de libre mercado. O en la regulación demográfica mediante la planificación del hijo único con fuertes impactos en el crecimiento económico y la modernización. Esto ha derivado en la elevación de los niveles de angustia y frustración, por la polarización en el estatus económico de los habitantes y por la carga de los ideales de los padres depositados en el hijo único que recoge las exigencias de la sociedad y los síntomas de sus padres. Es así que la armonía en las estructuras familiares se ve alterada, como se manifiesta ante el incremento de consultas por problemas emocionales y familiares en los servicios psiquiátricos y psicológicos y en la instrumentación de un especial plan de salud mental por parte del gobierno chino". Concluye la doctora Yuan: "Los chinos no se han preocupado por construir teorías científicas y métodos acabados y totalizantes. En la milenaria medicina tradicional china, las consideraciones relativas a las enfermedades mentales no son diferentes de aquellas que se refieren al cuerpo, y ambas están relacionadas con la ruptura de la armonía del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza. El desequilibrio de fuerzas produce el síntoma y la enfermedad". En su reciente libro "Cuando los que escuchan hablan", la periodista uruguaya María Esther Gilio (1928) compiló entrevistas realizadas a grandes psicoanalistas, entre ellos Jean Laplanche (1924), Jacques Alain Miller (1944), Elisabeth Roudinesco (1944), Silvia Bleichmar (1944-2007) y, por supuesto, Teresa Yuan, la psicoanalista argentina de ascendencia china que trabaja en Pekín introduciendo la práctica del psicoanálisis con apoyo del Estado en el Hospital Anding. Lo que sigue es un fragmento de esa charla que fuera reproducida por el diario "Página/12" en su edición el 24 de octubre de 2010.


La entrada del psicoanálisis en la cultura china era difícil de imaginar, sobre todo, si consideramos la presencia de la cultura oriental y el comunismo como elementos preexistentes. Me pregunto si los problemas de los orientales coinciden con los de los occidentales.
 
Coinciden bastante. Los orientales, tal como los occidentales, se preguntan con cierta ansiedad cómo se resolverá el futuro. Y en cuanto al psicoanálisis, las expectativas por su desarrollo son, en este momento, enormes.
 
Eso la alegra. Se nota en su actitud.
 
Sí, me alegra, porque mientras me entristece que disminuya la importancia del psicoanálisis en Occidente, el florecimiento de esta disciplina en China me levanta el ánimo. Sin embargo, el curso de los acontecimientos en torno del psicoanálisis en China no es lo más importante: el hecho que reviste mayor repercusión es que allí se vive la euforia del acceso a nuevas disciplinas del conocimiento. El psicoanálisis es una de ellas. Yo trabajo en un hospital en el que imparto cursos. Mire, le contaré algo: la gente lee en el diario que el hospital necesita personas que quieran prestarse a mantener una sesión psicoanalítica que servirá de ejemplo a psiquiatras y psicólogos sobre cómo se lleva a cabo una entrevista psiquiátrica. Decenas de personas se presentan libremente, nada más que por el hecho de que desean ser entrevistadas. Acabada la entrevista, suelen acercarse a los profesionales y preguntarles: "¿Esto es psicoanálisis, no?".

Felices con la experiencia. ¿Cuál es concretamente su función en el hospital?

Soy asesora del Hospital Psiquiátrico Anding, de Pekín. Allí trabajo con un grupo de médicos y psicólogos al que hago supervisión clínica.

¿Se ven resultados concretos?

Sí, pero aún queda mucho por hacer. Se necesitaría que fueran allí analistas a enseñar, y que se quedaran por tiempo prolongado. Le contaré una anécdota terrorífica, que habla de una práctica que podríamos calificar de "salvaje". Un compañero me contó que, a una paciente que tenía problemas con su sexualidad, su anterior terapeuta le había aconsejado que se acostara con su hermano.

¡Ay!

La paciente preguntó al terapeuta cómo podía ser eso, de dónde salía la prescripción que le estaba dando. El le respondió: "Esto es psicoanálisis". Por lo tanto, creo que es necesario que muchos analistas se acerquen a China. En este momento, en el campo de la salud mental se ha confeccionado una planificación de trabajo que abarca un período de diez años. En las características de ese proyecto se puede ver la gran consideración otorgada a la psicoterapia, tanto psicoanalítica como de otras líneas no psicoanalíticas. De cualquier modo, el psicoanálisis es lo que más atrae.

Usted es la representante de la Asociación Psicoanalítica Internacional allí.

Sí, pero lo que me da verdadero placer es lo que hago, la clínica. Y en ese sentido trato de seguir los pasos de Freud: "De la clínica a la teoría". Creo que esta aproximación les permite a los chinos llegar a su propia comprensión y elaboración del psicoanálisis.

Gracias al cine, tengo la impresión de que la familia china tiene, en su país, una importancia que la familia ya no tiene en Occidente.

En China, la familia es muy importante, y ejerce mucha presión, sobre todo en la vida de los niños y de los adolescentes. La adolescencia es la etapa en que el joven se prepara para ingresar a la universidad, hecho que convierte este trecho de su vida en un período de tremenda exigencia. Tanto es así que no es un hecho excepcional que un adolescente que no consiga entrar a la universidad llegue a suicidarse. No se cuenta con estadísticas, y China es muy grande, pero en ese país se cometen suicidios por el motivo que he mencionado.

Eso pasa con los adolescentes pero, ¿por qué también sufren los niños?

Las razones son las mismas, las exigencias paternas.

¿El adolescente comparte la exigencia de los padres, la hace suya, o simplemente tiene dificultad de enfrentarlos?

En algún sentido sí, tiene esa dificultad, pero, además, el joven vive el fracaso como una tremenda humillación a causa de la valoración que la sociedad china hace del estudio. Usted, en China, difícilmente vea jóvenes estarse sin hacer nada por las calles.

Todos están zambullidos en los libros. ¿No estará relacionado todo esto con el hecho del hijo único?

En parte. Al hijo único se le llama "el pequeño emperador".

¿Y lo es?

Es un pequeño emperador porque está sobreprotegido, pero, como contrapartida, sufre numerosos problemas emocionales.

Como por ejemplo...

Desarrolla agresividades y fobias que están relacionadas con las obsesiones de los padres.

¿En China se ha prolongado, como ha ocurrido aquí, el período de la vida en que se es adolescente?

Allí, la carrera, en el caso del universitario, no termina con el título de licenciado o de doctor: le sigue el master y luego, la tesis. El período de estudios termina alrededor de los treinta años. Estas personas ya no son adolescentes, pero tampoco son independientes, si bien, mientras estudian, no viven en su casa sino en viviendas que les proporciona la universidad.

Podemos decir, por tanto, que la familia es fuerte y que el futuro del hijo preocupa a los padres de manera obsesiva. ¿Cómo se representa esto en la vida cotidiana?

Los integrantes de la familia sufren muchos problemas vinculares, afectivos y emocionales. Los padres están muy atentos al hijo, pero no le brindan amor.

¿Quiere decir usted que aman poco a sus hijos o que no expresan su amor?

Quiero decir que no expresan su amor. Son padres que jamás soltarán un "te quiero" a su hijo. Las generaciones anteriores no comunicaban sus emociones. En cambio, hoy en día, la situación va comenzando a ser diferente: la gente joven se expresa más, busca expresarse.

¿Piensa usted, como el resto de los entendidos en el tema, que las patologías del ser humano se repiten en las diferentes culturas?

Para el psicoanálisis, la estructura mental del hombre es universal. Sin embargo, pienso que la estructura psíquica y las patologías adquieren las características de la cultura en cuestión; es decir, que no es igual un padre autoritario de China que otro de Europa, de América Latina o de Africa. La estructura de las patologías... no sé cómo decirlo para que no se produzcan confusiones.

Digamos con cierta frivolidad que la patología toma los colores de la cultura.

Está bien.

Sería interesante que señalara las diferencias culturales a las que tiene que prestar mayor atención, sobre todo, las que no puede pasar por alto, ya sea en la enseñanza o en la práctica clínica.

Para empezar, debo contar con un profundo conocimiento de todo lo relacionado con su cultura social actual y de lo que ellos traen consigo como milenario bagaje filosófico. Este le da al chino una capacidad de pensar por sí mismo, una gran posibilidad de introspección.

Hemos hablado de las características de la familia china, que la diferencian de la occidental. ¿Podría, por favor, ampliar un poco este tema?

Para empezar, debemos señalar el hecho de la firme cohesión familiar en China. En Occidente, en cambio, la familia como institución está atravesando una crisis. Sin embargo, ya se empiezan a notar algunos signos de aflojamiento de los lazos familiares desde que comenzó la apertura china hacia Occidente. La apertura ha sido importante. El respeto a los padres no ha desaparecido, pero ha disminuido la dependencia de ellos.

¿En qué podemos apreciar ese aflojamiento?

Las relaciones de dependencia, muy fuertes en el pasado, están siendo cuestionadas hoy en día. Veamos un ejemplo. Los hijos tenían la obligación moral de cuidar a sus padres en su vejez. Esta obligación era uno de los valores familiares. Es decir, que el tener hijos aseguraba la vejez. La situación suprema que podía alcanzar una pareja era tener un hijo que tuviera éxito en la vida, pero que, además, se ocupara de sus padres hasta el final.

¿El Estado queda liberado, por tanto, de cualquier obligación respecto de los mayores?

No, no. Se ocupa de ellos. Existen la jubilación, los servicios médicos, etcétera. Hablo de otras responsabilidades que difieren según el lugar que ocupa el hijo en la familia. El primer hijo es el que tiene las mayores responsabilidades y, si es varón, más aún.

¿Qué lugar ocupa la mujer en la familia?

En apariencia, es un ser sometido que marcha detrás del hombre. Pero en la realidad, la mujer maneja todo, la mujer es quien decide en la familia. Su papel es fundamental: decide en la educación de los hijos, señala el camino, enseña, se ocupa de la casa, trabaja fuera.

A partir de los años '60, Occidente comenzó a abrirse en su mirada hacia la sexualidad. ¿Qué pasa en China con respecto a este tema?

En este momento se advierten en China dificultades en lo que atañe a la sexualidad a causa de que se ha producido una especie de destape. Como consecuencia de tanta represión sexual en el pasado, dicho destape no se desenvuelve en armonía.

¿Son aceptadas las relaciones sexuales prematrimoniales?

Hasta no hace mucho tiempo -como ocurría aquí hace sesenta años- en China se imponía que la mujer llegara virgen al matrimonio. Actualmente, eso ya no es así.

Hace un momento, hemos hablado de la enorme dependencia, en el pasado, de los hijos con respecto a los padres. Según usted, actualmente esos lazos tan fuertes se han ido aflojando. ¿Qué consecuencias ha traído consigo la existencia de estos dos tipos de relacionamiento entre padres e hijos?

La fuerte dependencia en el pasado producía mucha patología. Una paciente china me contó que ella, como hacen casi todos los hijos, entregaba a su madre todos sus ahorros para que esta se lo guardara. Yo le pregunté: "¿Le agrada a usted que sea su mamá quien guarda su dinero?". "No -me dijo-. No me agrada, pero ¿cómo podría no hacerlo?, sería ofensivo que no lo hiciera". Un tiempo después, la misma paciente llegó muy contenta a la consulta y me contó que había comprado con su marido otro departamento.

Era casada.

Sí, casada. Estaba contenta porque, con motivo de la compra del nuevo departamento, había podido pedir el dinero de sus ahorros a su madre. Sólo así pudo pedirle su dinero sin hacerla sufrir.

¿Continúa la tradición de que los padres arreglan los matrimonios de sus hijos?

Eso hoy día ya no se estila. Sin embargo, la pareja elegida tiene que gustarle a los padres. En caso contrario, los enamorados pueden renunciar a su pareja, o no. Si no renuncian, se sienten muy mal. Debo aclarar que la posibilidad de elegir la pareja con mayor libertad no ha hecho disminuir el número de las separaciones, las cuales, como entre nosotros, son frecuentes.

¿Sigue en pie la política del hijo único?

Sí, sigue. Y no hay muchas posibilidades de que eso cambie; el crecimiento demográfico, de otra manera, se convertiría en un hecho inmanejable. Sólo en las zonas rurales no rige esta disposición.

¿Qué cambios se han producido a causa de las privatizaciones de empresas?

Hoy en día, en China, nos enfrentamos a un fenómeno que antes se desconocía: la indigencia. China, hoy en día, alberga indigentes. No podemos negar que las privatizaciones están haciendo crecer económicamente al país, lo cual es bueno, pero consecuencias como ésta que le señalo no hay duda de que no son buenas.

Volviendo a la psicología, hemos quedado en que los problemas que afectan a las personas son semejantes en todas partes del mundo. ¿Aparece en China la depresión con la misma frecuencia que en Occidente?

En el plano de las afecciones emocionales, China maneja estadísticas de cifras similares a las de Occidente. La depresión y las crisis de angustia son tan frecuentes allí como aquí.

Tal vez las causas de tales afecciones no sean las mismas aquí que allí.

No, no lo son. En cada cultura difieren las causas de las afecciones. En Occidente, la persecución de metas como la de ganar mucho dinero, dar una determinada imagen, mantener cierto estatus, puede enfermar a la gente. En China, este tipo de deseos materialistas comienzan lentamente a hacerse sentir entre la población. El chino, sin embargo, tiene internalizados otros valores, que lo sostienen y lo salvan de frustrarse y de enfermar por no haber alcanzado la concreción de las metas que he mencionado. La depresión y las crisis de angustia tienen causas que hay que buscar en el sumamente rápido cambio social que se vive en China actualmente. Se está pasando de un comunismo cerrado y opresivo, de valores muy tradicionales, a una situación tan moderna y abierta que ha dado paso a un fenómeno inimaginable hace algunos años: las confrontaciones generacionales. Por otra parte, la pérdida de los viejos ideales deja a mucha gente preguntándose: "¿Y ahora qué?", "¿hacia dónde seguir?". Están saliendo de la opresión.

¿En China, la consideran a usted una extranjera?

La Embajada de China en la Argentina fue la que promovió en 1995 mi contacto con ese país. El gobierno chino pagó mi primer viaje que, en aquel momento, para mí era muy difícil de costear, y propició mi contrato con la Asociación de Médicos de Salud Mental. Así, cuando llegué allí, fui recibida como una hija que regresa a casa. Allí hay una frase para referirse a chinos o hijos de chinos que retornan a casa, "chinest over sea", es decir, que yo soy una china que el mar ha traído de vuelta.

26 de marzo de 2011

Conversaciones (XLI). Matías Alinovi - Riccardo Pratesi. Sobre Galileo y el infierno de Dante

Dante Alighieri (1265-1321) está considerado como una de las figuras más sobresalientes de la literatura universal. Si bien se desconocen muchos datos precisos de su vida, se deduce por sus obras una vasta erudición que comprendía casi todo el conocimiento de su época. Influído por las obras del filósofo Brunetto Latini (1220-1294) estudió filosofía y teología, pero su pasión por la poesía toscana de Bonagiunta Orbicciani (1220-1290) y Guittone d'Arezzo (1235-1294), sumada a su amistad con prestigiosos poetas florentinos como Guido Cavalcanti (1259-1300), Francesco da Barberino (1264-1348), Cino da Pistoia (1270-1336) y Lapo Gianno (1274-1329), lo llevó a perfeccionar el dominio de la técnica poética que pondría de manifiesto en su obra cumbre: la "Commedia" (Divina Comedia). Involucrado en ciertos avatares políticos de su Florencia natal, Dante fue condenado al exilio perpetuo, pasando la mayor parte de su destierro en algunas ciudades del norte italiano, entre ellas Verona, donde empezó a escribir su máxima obra alrededor de 1309, para terminarla en Rávena poco antes de su muerte. En la "Divina Comedia" pueden encontrarse frecuentes y específicas referencias a la cosmología medieval en sus más de cien pasajes relacionados con la astronomía. Es así que cuando Dante -personaje central del extenso poema- inicia su largo viaje de redención que comienza en el Infierno, muestra una concepción del universo tal como se lo entendía a fines del siglo XIII. En la época en que se escribió la obra no existía aún una idea clara de la forma de la tierra y sus respectivos movimientos, y para Alighieri el infierno  descendía desde la superficie boreal estrechándose gradualmente hasta el centro del globo terráqueo. Los primeros comentarios sobre la obra aparecieron poco después de la muerte de Dante de la mano del boloñés Jacopo della Lana (1278-1358), quien en 1328 escribió la mejor de las tempranas críticas a la "Comedia". El teólogo napolitano Guglielmo Maramauro (1317-1380) escribió un comentario vulgar sobre el infierno dantesco en 1369, y Benvenuto da Imola (1320-1388) publicó en 1385 un notable estudio sobre la "Comedia", muy rico en información histórica y cultural, pero sin intervenir en el debate sobre la arquitectura infernal. Cristoforo Landino (1424-1498), profesor fiorentino, sí lo hizo en 1481 cuando publicó "Sito, forma e misura dello'nferno e statura de'giganti e di Lucifero" (Ubicación, forma y medida del infierno y estatura de los gigantes y de Lucifer), obra en la que analizó los elementos históricos, doctrinarios, filosóficos y lingüísticos de la "Comedia" realizando una lectura alegórica del poema. Luego, hacia mediados del siglo XV, el matemático y arquitecto florentino Antonio Manetti (1423-1497) realizó una serie de investigaciones sobre la ubicación, la forma y el tamaño del infierno que Dante Alighieri había plasmado en la obra. Poco después, en 1544, un crítico y editor proveniente de Lucca y establecido en Venecia, Alessandro Vellutello (1473-1564), publicó el libro "Dante. Sopra la sua Comedia dell'Inferno, del Purgatorio e del Paradiso" (Dante. Sobre su Comedia del infierno, del Purgatorio y del Paraíso), refutando las teorías de Manetti. Fue entonces cuando intervino un joven Galileo Galilei (1564-1642) el que, invitado por la Accademia Fiorentina, escribió en 1588 sus "Lezioni circa la figura, sito e grandezza dell'Inferno di Dante" (Lecciones acerca de la figura, sitio y tamaño del infierno de Dante), en las que defendía las hipótesis de Manetti haciendo una lectura matemática del infierno con herramientas que adaptó de las obras de Euclides de Alejandría (325-265 a.C.) y de Arquímedes de Siracusa (287-212 a.C.). Los textos fueron leídos por el propio Galileo ante un grupo de académicos y los manuscritos originales, mal archivados, fueron descubiertos recién en 1850, casi tres siglos después de su lectura, por el pedagogo Ottavio Gigli (1813-1876) quien las publicó en 1855. Aquellas lecciones sólo se tradujeron al castellano en forma ocasional formando parte de ediciones académicas hasta que, recientemente, fueron publicadas en Argentina bajo el título de "Dos lecciones infernales", en una edición a cargo del físico argentino Matías Alinovi (1972) -quien tradujo, anotó y escribió el posfacio- y del físico y profesor de matemáticas italiano Riccardo Pratesi (1965), quien hizo lo propio con la introducción. Nacido en Buenos Aires, Alinovi se licenció en Ciencias Físicas en la Universidad de Buenos Aires y es autor de los libros de divulgación científica "Historia de la energía", "Historia de las epidemias" e "Historia universal de la infamia científica". También ha escrito cuentos, la novela corta "La reja" y la obra teatral "La paradoja de los gemelos", además de colaborar regularmente en el suplemento de ciencias del diario "Página/12". Por su parte, Pratesi se licenció en Física en la Universidad de Florencia, su ciudad natal, y colabora en la oficina didáctica del Museo Galileo de dicha ciudad. El siguiente diálogo entre los responsables de la edición de "Dos lecciones infernales" apareció en el nº 388 de la revista "Ñ" del 5 de marzo de 2011.


M.A.: Me parece que el aspecto central de estas lecciones es su profundo sentido psicológico. Leerlas es ceder a la perplejidad: ¿qué están haciendo todos esos académicos florentinos discutiendo la arquitectura infernal? Es muy raro. Entre todos acuerdan, sin más, que la imaginación de Dante es la realidad misma, es la verdad. Galileo dice, como al pasar, que la Tierra es el centro del universo -él, que será condenado por sostener lo contrario- y luego se lanza a hacer observaciones tendenciosas sobre dos comentadores anteriores de Dante, puesto que políticamente, digamos, no es imparcial, y la academia lo ha convocado para que razone esa imparcialidad, para que la haga aparecer como hija de la racionalidad arquitectónica. Con seriedad, Galileo utiliza la regla de tres simple para estimar el tamaño de Lucifer, y deduce que Dante y Virgilio descendieron al centro del infierno caminando en contra de las agujas del reloj. Parece una discusión de la insensatez unánime.

R.P.: Lo que creo es que la discusión es irresoluble o al menos inagotable. En los últimos meses visité varias escuelas de Florencia para presentar la "Divina Comedia" a chicos de doce años, y pude comprobar que la cuestión de la verdad, o no, de lo que cuenta Dante asume tonos radicales.

M.A.: Usted ha escrito que el análisis matemático del edificio literario dantesco es posible porque vale un postulado tácitamente admitido por todos y jamás impugnado por nadie: Dante es un arquitecto perfecto. Querría que examináramos en qué sentido podría afirmarse semejante cosa. Ciertamente, no en sentido literal. ¿Es posible que Galileo haya aceptado ese postulado? ¿No será que sólo lo hace en apariencia?

R.P.: "Aquí es menester que bien se distinga" (Paraíso XI, 27). ¿Nos estamos preguntando por la solidez de un edificio de ciencia ficción de un viaje al centro de la Tierra del siglo XIV a la luz de nuestros conocimientos modernos, o por su solidez a la luz de los conocimientos de un lector contemporáneo de Dante?

M.A.: Bueno, la solidez del edificio parece independiente de nuestros conocimientos arquitectónicos. Y un arquitecto perfecto construye edificios intemporales.

R.P.: Yo querría, de todas formas, responder en ambos casos. Durante todo el siglo XIV y gran parte del XV, la cuestión estaba definitivamente invertida: la increíble verosimilitud de los ambientes y de las situaciones, junto a expresiones del tipo "vi con certeza y me parece estar viendo todavía" (Infierno XXVIII, 118), daban la seguridad de la prueba evidente, y era difícil dudar de la verdad de la narración. Entonces, ¿es posible que Galileo, padre del pensamiento científico, haya tomado por verdadero el viaje dantesco?

M.A.: La pregunta sería: ¿qué idea tienen de la construcción de Dante quienes discuten sobre la arquitectura infernal? ¿No entienden, como nosotros, que las verdades de la "Comedia" son más poéticas que geométricas? De los indicios dispersos en el poema no se deduce una arquitectura infernal unívoca. Galileo lo sabe, pero lo calla. ¿Por qué? Porque declararlo sería estar en contra de su auditorio.

R.P.: Quizás sólo por razones políticas o diplomáticas, Galileo decide jugar el juego frente a los académicos florentinos, pero no ha sido convocado para pronunciarse sobre la pertinencia científica del texto dantesco; justo él, que años después tomará una posición crítica sobre la exactitud científica de otro texto canónico, la Biblia.

M.A.: Galileo es convocado para dirimir una cuestión precisa: cuál de las dos reconstrucciones infernales, la de Antonio Manetti, un florentino, o la de Alessandro Vellutello, un intelectual de la ciudad de Lucca -un extranjero, que había hablado mal de los académicos-, se adaptaba mejor al texto dantesco. Uno puede imaginar qué reconstrucción prefirió.


R.P.: Pero fíjese que entonces Galileo no produce una hipótesis propia sobre la arquitectura infernal, sino que sólo se pronuncia sobre una construcción de otros. Además, ¿no le parece que exageramos al querer leer en Galileo seriedad y una inflexible búsqueda de la verdad? No pretendemos lo mismo de los científicos de hoy que publican tratados sobre "La física de Star Trek".

M.A.: Tiene razón, pero qué gran interés psicológico presentan las dos lecciones: las intenciones de unos y otros quedan desnudadas por la operación. Como si al embarcarse en la tarea no pudieran ocultar la complejidad humana de sus intenciones, más allá de lo que declaran.

R.P.: Es cierto, las dos lecciones nos llevan a cuestiones más psicológicas que matemáticas. Ahora la pregunta se convirtió en la siguiente: ¿nosotros creemos que Galileo creía que Dante creía en lo que escribía? "Yo creí que él creyó que yo creía" (Infierno XIII, 25). Usted se preguntaba cómo era posible que el significado literal de los versos en los que se dan medidas del infierno nunca se ponga en duda. Cómo puede creerse, en definitiva, que Dante es un arquitecto perfecto. Quiero decir, incluso en nombre de los lectores de otros tiempos, admiradores, como yo, del divino poeta, que cuando Dante dice de la novena fosa del círculo de los fraudulentos "que millas veintidós el valle abarca" (Infierno XXIX, 9), o cuando dice de la fosa sucesiva "aunque la fosa aquí tenga once millas" (Infierno XXX, 86), es porque tenía en mente esos números, once y veintidós, y no dos números cualesquiera, puestos sólo para honrar la métrica del verso y dar una idea vaga. ¿Por qué quien discurre con tanta seguridad y precisión sobre las medidas de la Tierra y las distancias de los planetas, como lo hace Dante en "Il convivio" (El banquete), debería haber sido aproximativo en la obra que le daría fama inmortal?

M.A.: Hemos llegado al punto: porque el infierno no existe, si se me permite aventurar una superstición moderna, y en consecuencia Dante no podía esperar que nadie fuera a medirlo. En cambio, podía lícitamente esperar, como ya había ocurrido con el abnegado esclavo de Eratóstenes, que caminó desde Alejandría hasta Asuán contando los pasos, que alguien midiera la Tierra con alguna precisión. La insensatez de esa discusión entre académicos estriba en discutir con toda seriedad la arquitectura de una construcción ficcional.

R.P.: Frente a la posición escéptica moderna yo siempre me pregunto si sabemos decidir en absoluto qué es verdadero y qué es falso, y en base a qué lo decidimos. Yo me divierto confundiendo a mis alumnos, que a menudo endurecen su posición y dicen que Dante es un mentiroso, con algunas consideraciones. Una es la paradoja del mentiroso: si digo que soy un mentiroso, ¿digo la verdad o no? Si digo la verdad, estoy diciendo una mentira y, si digo una mentira, estoy diciendo la verdad. A veces, establecer qué es verdadero es problemático. También les pregunto: ¿es verdad que el Sol gira en torno a la Tierra? Naturalmente, me responden: "¡No, es al revés!". Y, sin embargo, la experiencia aparente parece darles la razón a los inquisidores de Galileo. Entonces, ¿por qué hoy decimos que es verdadero lo opuesto a lo que parece? Porque tenemos fe en las grandes mentes que nos lo dijeron. En última instancia, la elección entre lo verdadero y lo falso es siempre un acto de fe.

M.A.: Pero eso es olvidar todas las evidencias indirectas que Galileo recogió a través del telescopio: que la Luna también tenía montañas, por ejemplo, y que en consecuencia la Tierra perdía su estatus privilegiado. Puedo estar de acuerdo con que alguna fe puede ser necesaria para conocer, aunque al admitirlo sienta la indignación de los epistemólogos. Pero esa fe no se sustenta en el principio de autoridad, y por eso es un concepto inapropiado en este caso. Los matemáticos consideran que algunas verdades son evidentes y, a partir de esas verdades evidentes, axiomáticas, deducen un sistema.

R.P.: Yo pensaba en Galileo, en las grandes mentes.

M.A.: Las ciencias empíricas contrastan sus conocimientos con la experiencia. Parecería que, en ese caso, no se necesita aquella fe axiomática de los matemáticos. Y sin embargo, por lo menos se necesita creer que ese mecanismo de validación funciona, que la realidad está fuera de uno y que existe una correspondencia entre la realidad y la mente. Que no estamos dominados por el genio maligno de Descartes, por ejemplo. La fe no busca justificaciones, mientras que la ciencia no sostiene nada injustificadamente. Pero lo notable es que el desarrollo del pensamiento científico redujo el grado conjetural de esa fe: antes se creía que algo era verdadero porque lo sostenía Aristóteles. Galileo tuvo algo que ver en la cuestión.


R.P.: Dante nos pone en guardia acerca de que el significado alegórico que debe buscarse en sus versos puede ser una "verdad oculta bajo bella mentira", pero puede ser también "verdadera en sentido literal". Nos deja decidir solos qué es verdad y qué mentira. De aquí, entonces, la necesidad de tomar nuestras propias decisiones: jugar el juego de Dante o no jugarlo. Personalmente, como florentino orgulloso, enamorado de la "Comedia", elijo jugar ese juego, convencido de que hay más para aprender de la lectura de la "Comedia" tal como es que de cualquier exégesis filológica o filosófica sobre el texto.

M.A.: Ese es un acto de fe literaria, en tanto cuestión cerrada que no está dispuesto a revisar.

R.P.: Como en el caso de Verne, o de ciertos filmes de ciencia ficción, es necesario suspender la incredulidad, para usar una expresión de Thomas Settle.

M.A.: En todo caso, Settle tomó la expresión de Borges, que a su vez la tomó de Coleridge. Las apropiaciones de Borges tienen entre nosotros un carácter definitivo, y estamos dispuestos a defenderlas de los apropiadores.

R.P.: En realidad, no debe sorprendernos que se puedan hacer, y que se hayan hecho, investigaciones matemáticas sobre la "Comedia". Podríamos decir que Dante ha provisto a cada época histórica de una mole creciente e inalterable de reflexiones.

M.A.: Un libro como la "Comedia" da lugar a libros incesantes, aunque algunos puedan ser insustanciales. Cuando Borges se refiere a la historia del conde Ugolino della Gherardesca, el personaje histórico que Dante encuentra en el último círculo del Infierno, y a la cuestión de si se comió o no a sus hijos, dice que son los comentadores los que inventan los falsos problemas de interpretación. ¿Estaremos siguiendo la misma tradición? También dice, sobre la intención de Dante, que el poeta quiso y no quiso que creyéramos que Ugolino fue un caníbal porque en esa ambigüedad estriba lo poético.

R.P.: Es curioso, acabo de volver a hojear el libro de Borges, "Nueve ensayos dantescos", y, para hacer honor a esa tradición equívoca de los comentadores, me gustaría proponerle una solución personal al problema de Ugolino, con los conceptos científicos del siglo XX. Borges, citando a Stevenson, dice que el Ugolino literario no es más que una serie de palabras. Ahora piense en lo siguiente: para gozar de las palabras escritas no alcanzan ojos y oídos, se necesita también saber leer y escribir. En conclusión, el Ugolino literario existe sólo cuando hay un lector que lo trae a la existencia y en ese sentido podemos decir que habrá tantos Ugolinos como lectores. ¿Se acuerda de la paradoja del gato de Schrödinger?

M.A.: Recuerdo que la mecánica cuántica establece que, desde el punto de vista atómico, mientras no es observada, la materia no se encuentra en un estado determinado, sino que se encuentra más bien en una superposición probabilística de estados, y que sólo en el acto de la medida colapsa, digamos así, a un estado unívoco. En términos quizás brutales, un átomo no está en ningún lado hasta que alguien no se propone medir esa posición o esa velocidad. La paradoja que imaginó Erwin Schrödinger, el físico austríaco, consiste en asociar a un particular estado de la materia un mecanismo que mate un gato dentro de una caja. Pero entonces, mientras la caja está cerrada, el gato se encuentra en una superposición probabilística de estados entre vivo y muerto, y sólo al abrir la caja, y operar la medida, el gato estará definitivamente vivo o muerto. Mientras la caja está cerrada, el sistema presenta aspectos de gato vivo y de gato muerto.

R.P.: Ahora le propongo la siguiente analogía. El Ugolino literario es el gato de Schrödinger. El lector es el observador del gato. El canibalismo de Ugolino es el gato muerto, y el abstenerse de la carne de sus hijos, el gato vivo. No quiero discutir la paradoja, pero fíjese que con esta analogía insolente, el Ugolino literario navega en una superposición de estados caníbales y no caníbales mientras la "Divina Comedia" permanezca cerrada, y sólo en el acto de la lectura se resigna a ser aquello que el lector ve. Atención, lo que ve, y no lo que quiere.

M.A.: Lo cuántico y lo poético estribarían en la ambigüedad. Pero, más que sobre el canibalismo de Ugolino, discutíamos la intención de Dante: ¿qué quiso que creyéramos? En conclusión, a través de su analogía cuántica usted opina lo mismo que Borges. Pero fíjese que la analogía no es una operación sin consecuencias porque ahora, cada vez que recuerde el pasaje, imaginaré a Ugolino en una superposición probabilística de estados caníbales o no caníbales. Que es, por otra parte, tal y como lo mantenemos suspendido en la mente mientras no nos decidimos a pensarlo comiéndose a sus hijos.