7 de abril de 2009

Buñuel-Dalí: una crítica inmisericorde a "Platero y yo"

"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: '¿Platero?', y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal... Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: - Tiene acero... Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo".Así comienza "Platero y yo", un clásico de la literatura española del siglo XX que es todo un ejemplo de prosa poética modernista. Dedicado por su autor, Juan Ramón Jiménez (1881-1958) "A la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la Calle del Sol que me mandaba moras y claveles", en la obra se describe la amistad y el cariño entre un viejo y su burro, una relación en la que se funden la alegría, la pena y el agradecimiento. "Platero y yo (Elegía andaluza)" -tal su nombre original- fue publicado por primera vez en 1914 en Madrid por la editorial La Lectura, en su colección Biblioteca Juventud, compuesto por una selección de sesentitrés capítulos realizada por el propio autor. Tres años más tarde, la madrileña editorial Calleja publicó la edición completa, integrada por ciento treintiocho capítulos, todos ellos de una factura sencilla y de accesible lectura y transparencia. La intención del autor era incrementar el tamaño del texto hasta los ciento noventa capítulos; de hecho, existen tres adicionales, que fueron escritos en la década de 1920. Jiménez también pensó en escribir una segunda parte, la cual tendría por título "Otra vida de Platero", de la que inclusive llegó a esbozar algunos capítulos. Sin embargo, el proyecto de publicar "Platero y yo" en la forma de cuadernos sueltos, nunca se llevó a cabo.Juan Ramón Jiménez nació en Moguer, Huelva, y estudió en la Universidad de Sevilla. En 1900 publicó sus dos primeros libros de textos: "Ninfeas" y "Almas de violeta" y poco después se instaló en Madrid, haciendo varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos. En 1936, al estallar la Guerra Civil, abandonó su país y residió sucesivamente en Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, donde finalmente moriría. Su numerosa obra poética incluye, entre otros, "Baladas de primavera", "La soledad sonora", "Diario de un poeta recién casado", "Eternidades", "Piedra y cielo" y "Estación total". En 1956 recibió el premio Nobel de Literatura.
Mientras "Platero y yo" era recibido con beneplácito por el público lector hasta el punto de convertirse -con el correr del tiempo- en el libro español traducido a más lenguas del mundo junto con "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" de Miguel de Cervantes (1547-1616), hacía su irrupción en el mundo de las artes el movimiento surrealista impulsado por el escritor francés André Breton (1896-1966) y al cual suscribieron, entre muchos otros, el pintor Salvador Dalí (1904-1989) y el director cinematográfico Luis Buñuel (1900-1983), españoles ambos.Dalí había ingresado en 1921 en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, de donde fue expulsado cinco años después. En 1929, instalado en París, adhirió al surrealismo, aunque los miembros principales del movimiento lo expulsaron por sus tendencias políticas derechistas. Mientras tanto, Buñuel había estudiado con los jesuitas en Zaragoza, trasladándose en 1917 a Madrid, donde entró en contacto con el creacionismo y ultraísmo, las tendencias de vanguardia en la poesía de entonces. En 1925 se trasladó a París y colaboró como crítico de cine en diversas publicaciones, dando a conocer sus concepciones cinematográficas. Ya por esa época adscribió al surrealismo y se contactó con Dalí para escribir dos guiones: "Un perro andaluz", que realizaría en 1929, y "La edad de oro", un año depués. Ambos films tuvieron un gran éxito entre la intelectualidad parisina y fueron considerados obras maestras del cine de vanguardia.En 1928, ambos artistas firmaron una curiosa y brevísima carta en la revista "Cahiers d'Art" que se editaba en París. La nota decía textualmente:

Sr. don Juan Ramón Jiménez
Nuestro distinguido amigo:
Nos creemos en el deber de de­cirle -sí, desinteresadamente- que su obra nos repugna profundamente, por inmoral, por histérica, por arbitraria. Especialmente: ¡¡Merde!! pa­ra su "Platero y yo", para su fácil y malintencionado "Platero y yo", el burro menos burro, el burro más odioso con que hemos tropezado.
Sinceramente:
Luis Buñuel - Salvador Dalí

Parece que no les gustó. Jiménez, como correspondía a un caballero de su prosapia, ni siquiera se tomó el trabajo de contestarles. En fin. En materia de gustos no hay nada escrito.