15 de enero de 2009

Entremeses literarios (XXXII)

PIDA LA PALABRA, PERO TENGA CUIDADO
Julio Cortázar
Argentina (1914-1984)

Cuando el catedrático doctor Lastra tomó la palabra, ésta le zampó un mordisco de los que te dejan la mano hecha moco. Al igual que más de cuatro, el doctor Lastra no sabía que para tomar la palabra hay que estar bien seguro de sujetarla por la piel del pescuezo si, por ejemplo, se trata de la palabra "ola", pero que a "queja" hay que tomarla por las patas, mientras que "asa" exige pasar delicadamente los dedos por debajo como cuando se blande una tostada antes de untarle la manteca con vivaz ajetreo. ¿Qué diremos de "ajetreo"? Que se requieren las dos manos, una por arriba y otra por abajo, como quien sostiene a un bebé de pocos días, a fin de evitar las vehementes sacudidas a que ambos son proclives. ¿Y "proclive", ya que estamos? Se la agarra por arriba como a un rabanito, pero con todos los dedos porque es pesadísima. ¿Y "pesadísima"?De abajo, como quien empuña una matraca. ¿Y "matraca"? Por arriba, como una balanza de feria. Yo creo que ahora usted puede seguir adelante, doctor Lastra.


LOS GOLPES
Emilio García Montiel
Cuba (1962)

Hace ya mucho tiempo -ahora es muy difícil precisarlo- yo descubría el mundo bajo el mismo cristal usado y transparente con que se ve la gloria. Nada pretendía y nada sucedió que no estuviera definido entre el bien o el mal. Yo imitaba a los héroes con la vieja confianza que da la mansedumbre, con su oscura prudencia. No conocía aún la insensatez de las muchachas: si alguna noche imaginé o entendí algo, fue apenas un rubor. Yo tenía un pupitre, una voz agradable, una ciudad dispuesta. Los maestros tocaban mis espaldas y decían: muy bien. Todo era hermoso: desde el primer ministro hasta la muerte de mi padre. Y perfecto, como debían ser los hombres y la Patria. Pero eso fue hace tiempo -hace ya mucho tiempo- y ahora me es difícil precisarlo.


LA REPRODUCCION DE LOS PERFILES
Rosmarie Waldrop

Estados Unidos (1935)

A fin de comprender la naturaleza del lenguaje, empezaste a pintar, pensando que la lógica del referente quedaría expuesta no bien hubieras resuelto la oposición entre punto, línea y color. De unas palabras que se deslizaban por las escalas del significado, me distrajo el humo en mi margen de aliento. Esperé la llama, el pasaje del ojo al mundo. Al amanecer, te escurriste en la cama, exhausto, alertándome contra el riesgo de sacar conclusiones a partir de lienzos ciegos. Yo aventuré que una línea podía representar una torre que alcanzara el cielo o, acaso, la lluvia en el acto de caer. Respondiste que el mundo estaba acaparando demasiado espacio ya.


TODOS LOS SUEÑOS DE UN SUEÑO
Rafael Ballester
Chile (1968)

En la ciudad de Uspayata la vi, yo no la conocía pero había soñado con ella. Cuando nuestros ojos conectaron supe que ella también había soñado conmigo y mi estómago se lleno de mariposas. Caminamos por las calles cubiertas de arboledas en una tarde tórrida. Tomados de la mano llegamos a su casa, lugar en el que jamas había estado pero que había soñado con el, y me pareció todo muy familiar, incluso el perro se llamaba Poncio, tal como yo lo había soñado. Adentro estaba fresco, nos mirábamos con frecuencia y las sonrisas surgían a cada momento. Nos abrazamos, nos besamos y nuestros corazones latieron juntos, como si marcharan en algún desfile. Esto lo recuerdo con claridad pues ya lo habíamos soñado. Luego nos sentamos en silencio, a beber agua de coco verde, sin saber qué hacer pues en aquel momento ambos habíamos despertado.


EL CUADRO
Fernando Pessoa
Portugal (1888-1935)

En un salón que es un reposo, mis ojos encontraron un cuadro pasmosamente sabio y tristemente profundo y horriblemente completo. Un significado más intenso que el que dan las lágrimas y los miedos humanos, la locura humana y el pesar, viene como una esencia de aquel cuadro misterioso. El nombre del pintor es ignoto. Y su propósito nadie lo conoce.


EL ARBOL DE LOS BUITRES
Bertolt Brecht
Alemania (1898-1956)

Durante muchos días el árbol había soportado las tempesta­des invernales y en largos atardeceres se había agobiado bajo el peso de la nieve; pero llegó la primavera y con ella vinie­ron los buitres. Y el árbol luchó contra ellos desde el primer canto del gallo hasta la medianoche. Los buitres, que oscu­recían el cielo, cayeron sobre el árbol solitario con tanto vigor que él sintió cómo sus raíces se estremecían bajo la hierba, y eran tantos los buitres que durante horas no pudo ver el sol. Y quebraron sus ramas y arrancaron sus pimpollos y tiro­nearon de sus hojas, y el árbol se agobió desesperado bajo el ataque. No se defendía del cielo, sólo se aferraba más a la tierra. Y los buitres se cansaron. Describían amplios círculos en el aire antes de precipitarse sobre su enemigo, y sus alas se estremecían. Hacia medianoche, el árbol advirtió que esta­ban derrotados. El era inmortal y ellos lo habían advertido con horror. Habían hecho lo posible por extirparlo, pero él los había soportado con indiferencia y, probablemente, se había quedado dormido al llegar el atardecer. Pero hacia medianoche vieron que comenzaba a florecer. Hoy quería iniciar la flora­ción, despedazado y desgreñado como estaba, devastado y sangrante; porque era primavera y el invierno había terminado. A la luz de las estrellas los buitres planearon en el aire con lúgubres graznidos y alas deshechas, y por fin, fatigados, se asentaron en el árbol al que no habían podido vencer. El árbol tembló bajo su peso. Y desde medianoche hasta el primer canto del gallo, los buitres permanecieron sobre él, gimiendo en sueños, con sus garras de acero clavadas en las ramas flo­recientes; porque soñaban que el árbol era inmortal. Pero al amanecer se elevaron con pesado aleteo y en la pálida claridad contemplaron al árbol desde la altura. Era una silueta fantas­mal, negra y reseca; había muerto durante la noche.


EL MENDIGO Y LOS BUENOS SAMARITANOS
Ernesto Langer Moreno
Chile (1956)

Estaba tan pero tan cochino, que si le quitaban la mugre desaparecía. Pero su temor al agua no era injustificado pues él era tan viejo que parecía haber estado en el diluvio. Así que, lavarse aunque fuera únicamente la cara, le aterraba. Además que quedaría completamente desnudo pues sólo la mugre lo cubría. Lo mejor era dejarlo que siguiera en ese estado, podrido, pero vivo; hediondo como ninguno, pidiendo limosna en una esquina. Por lo que buscaron a otro a quien socorrer en ese día.


EL FIN
Choan C. Gálvez
España (1976)

- Las vacas se niegan a dar leche, esto es el fin -manifestó el secretario primero.
- Todavía no. Este cuento acaba de empezar. Y, en lo que a las vacas se refiere, ya han hecho huelga otras veces. Tomémoslo con calma -tranquilizó el ministro.
- En efecto, pero esta vez la cosa va más allá: los cerdos se niegan a morir -intervino el secretario segundo.
- ¿Aun desangrándolos? -elevó una ceja el ministro.
- Aun desangrándolos -coro de secretarios.
- ¿Aun desangrándolos con saña?
- Aun desangrándolos con saña -nuevo coro de secretarios.
- En tal caso no queda más remedio que admitirlo: esto es el fin.


ESPAÑOL, DEL MAS CASTIZO
Loreto Silva
Chile (1959)

De su intelecto ¡ni hablar! tenía un CV impecable, en todo lo demás, ¡uff!... ella lucía poco chic, llevaba stickers tipo tatuajes en los brazos, se había insertado pins de "Lucibell" en las orejas, no llevaba panties, se notaba la falta de aerobics y algo de comunications. Esto último lo deduje porque me contó que tenía un tío maricón, le aclaré inmediatamente que en nuestro nivel ABC1, si dices maricón estigmatizas a la persona, porque hablas de un homosexual pobre, pero, si usas gay le cambias el estatus y es hasta de buen tono tener alguien así en la family. Es como hacer notar que somos civilizados, es decir tolerantes u open mind. ¿Ves? Mira hija, le dije, no quiero herir tus feelings ¿OK?, pero, así como estás no te puedo presentar a my husband para un trabajo. Debemos trabajar sobre tu imagen. Si, ya sé que sólo quieres ser assistant y que te peinas con la PC, el email y esas cosas. Pero eso no es todo en la vida, please... sigue mis consejos y verás como te va, ¡sólo quiero evitarte handicaps! Primero la llevé de shopping y le cambié entirely el look, y nada de sale off. Luego pasamos a un self-service y le indiqué su dieta para las próximas semanas. Sólo debía ingerir yogurt light y aquellos lunchs que indicaran la palabrita light. Como estaba fuera de training la inscribí en mi clase de gim-jazz. A los dos meses el resultado era cool, parecía una top-model que cultivaba el body-fitness. También en ese período mejoró su dicción y amplió su vocabulario en al menos cien palabras in english; mal que mal era "my creation". La presenté a my yuppie husband durante un cocktail, la encontró freak, fascinado con ella, y ¡justo, justo, lo que se llama providencial!: había una vacante de assistant de boss. Pasadas unas semanas my husband comenzó a llegar very, very tarde a casa. Lo que debía contentarme pues tenía la TV toda para mí y podía hacer el zapping que quisiera. Sin embargo, sentí algo incierto, una duda se asentó, no sé donde, pero se asentó. Bien entrada la noche llamé a su office, pues su celular estaba out of service y me respondió la grabadora "Motivado por business el Boss está en un meeting de public-relations con su Assistant".


HE AQUI UN MAPA DE NUESTRO PAIS
Adrienne Rich
Estados Unidos (1929)

He aquí un mapa de nuestro país: aquí está el mar de la indiferencia, barnizado de sal. Aquí el río encantado que fluye del ceño a la ingle; no nos atrevemos a probar sus aguas. Este es el desierto donde plantan misiles como bulbos. Este, el granero de las granjas en bancarrota. Esta, la tierra natal del héroe del rocanrol. Vemos aquí el cementerio de los pobres que dieron la vida por la democracia. Este es un campo de batalla de una guerra del siglo XIX, el santuario es famoso. Esta es la ciudad marítima del mito y el relato cuando la flota pesquera se fundió -aquí es donde estaban los trabajos sobre el muelle, procesadoras de pescado congelado, paga por hora y sin bonos-. Aquí hay otros campos de batalla: Centralia, Detroit. Aquí están los bosques vírgenes, el cobre, las minas de plata. Aquí los suburbios del conformismo -el silencio sube como humo desde las calles-. Esta es la capital del dinero y del dolor, cuyas torres arden en el aire invertido, cuyos puentes se derrumban, cuyos niños andan a la deriva en callejones confinados entre espirales de alambres de púas. Prometí mostrarte un mapa -dices- pero esto es un mural. Bueno, pongamos que lo sea; son distinciones nimias. Desde dónde lo miramos es la cuestión.