7 de agosto de 2008

Charles Chaplin: "Mi único fin es distraer"

El periódico "Paris Soir" se publicó en Francia entre los años 1923 y 1944, logrando en plena época de ocupación nazi, la mayor circulación diaria entre cualquier otro en toda Europa. El escritor alemán Curt Riess (1902-1993), autor de novelas, biografías y guiones cinematográficos, estando exiliado en Estados Unidos trabajó como corresponsal de diversas revistas y diarios. Una de esas colaboraciones fue justamente para el diario francés, en cuyo ejemplar del día 12 de abril de 1937, apareció un reportaje que le realizó al mítico Charles Chaplin (1889-1977), quien por entonces aún se debatía en la disyuntiva entre el cine mudo y el cine sonoro.¿Tiene usted la intención de interpre­tar un papel trágico, por ejemplo Napoleón?

No, ya no tengo esa intención. La vida misma es bastante trágica. Mi inten­ción es ser lo más divertido posible por­que cuando hago reír, realizo una buena acción. No es mi intención hacer un papel como Napoleón o algo por el estilo. He abandonado esas ideas pretensiosas.

¿Cómo es posible, siendo que cada nación tiene su sentido particular del humor, que usted haga reír al mundo entero? ¿Cómo ha encontrado usted el común denominador del humor?

Porque hago actuar, siguiendo los instintos de la humanidad, los elemen­tos emotivos que están en todas partes. Analizo siempre cada uno de mis gestos, para saber si es verdaderamente espontáneo; en caso afirmativo, sé cuál será el efecto sobre el público.

También ha escrito y dirigido solamente.

Si. Hace unos años realicé un film mudo "A woman of Paris" (Una mujer de París). No actué, aunque hice el guión y la dirección. En esa época se la consi­deró una innovación, un paso adelante. Mi finalidad en el próximo film será vol­ver a expresar algo nuevo, algo inédito.

¿Se cansó alguna vez de interpretar el papel del hombrecito con la galera?

No, de ninguna manera. Era para mí un descanso, una diversión. Por el contrario, soy tan serio en todas las circunstancias de la vida que era una verdadera satisfacción para mí interpretar un papel cómico en un film. No sueño retirarme, trabajaré hasta mi muerte.

¿Hablará su personaje en alguno de sus próximos films?

No tengo la intención de hablar ja­más yo mismo... No tiene que ver con mi carácter, con mi estilo; mi personaje es esencialmente, un personaje silen­cioso.

¿Y el actor Chaplin?

No lo sé, todavía. Tengo mil planes en la cabeza, y rechazo mil y uno. Lo que es seguro es solamente lo que no haré. Por ejemplo, es seguro que no filmaré Napoleón. Lo que es también cierto, es que no volveré a ser Carlitos, nunca más el pequeño vagabundo.

¿Nunca más? ¿Por qué?

Carlitos es mudo... Y es necesa­rio que hable en mi próximo film.

¿Por qué el pequeño vagabundo es mudo?

Nació mudo...

¿No puede aprender a hablar?

¡No...! ¡No sé qué podría decir! Y nadie quiere que hable. He recibido millares de cartas diciéndome: "que Car­litos no hable jamás, se lo ruego, no lo deje hablar nunca". El público no quiere que Carlitos hable, ¿por qué?

¿Teme perder una ilusión?

Sí, es eso. El público prefiere des­pedirse del Carlitos al que amaba, si es que sus cartas no mienten...

Es difícil decirle adiós a ese hom­bre...

¿Cree usted? Sin embargo, es así: Carlitos ha muerto.

Pero Chaplin trabaja.

¡Y cómo! Permanece encerra­do en su habitación muchas noches, pa­ra encontrar una idea, para llegar a en­samblar escenas... y después, filmará escenas, situaciones, frases, veinte, cin­cuenta, cien veces. Inmediatamente cor­tará ... cortará cada centímetro del film, sólo en la noche, cuando nadie lo mo­leste. Luego filmará y cortará de nue­vo... Y cuando presente su film, quizás la gente dirá: "este Chaplin se está po­niendo viejo"...

No el público. Quizás algunos, aquí en Hollywood... El escenario sobre el que usted se mueve es el mundo en­tero, y su público, todos los pue­blos de la tierra...

¿Cree usted que podría trabajar un sólo día si no supiese ésto? Se me ha preguntado a menudo cuáles eran mis opiniones políticas, si era comunista o socialista, y si mis films debían ser considerados como símbolo de mis opiniones, y si... Cuando respondo: "mi único fin es distraer", mis interlocutores se sorprenden: ¡Solamente distraer!" ¿Qué más quieren? ¿Qué otro objetivo más importante puede fijarse un hom­bre como yo?